miércoles, 22 de enero de 2014

La primera, en la frente

A nadie se le escapa que las hermandades tienen una importancia capital en la sociedad sevillana, puesto que de todos es sabido que juegan un papel fundamental como elemento religioso y socializador en la vieja Híspalis. Es algo que, sin excepción, conocen tanto la gente que vive a orillas del Guadalquivir como los que ven cuanto ocurre aquí desde fuera. Por ello, no es de extrañar que la alusión al mundo de las cofradías pueda ser utilizada como un importante argumento con el que ganarse el favor de la ciudad cuando se acaba de llegar a ella con intención de quedarse.

Y es precisamente por esta razón que el pasado sábado, durante la presentación del nuevo partido político Movimiento Ciudadano, se dio una curiosa situación que ha originado una importante polémica en los días posteriores. No en vano, el presentador del mismo, Albert Castillón, citó entre los presentes al acto al presidente del Consejo, Carlos Bourrellier, así como a hermanos mayores de corporaciones como La Macarena, El Gran Poder, La Esperanza de Triana, Jesús Despojado, El Museo o El Silencio. En este sentido, se daba la curiosa circunstancia de que todos estaban invitados a esta puesta de largo de la formación que preside Albert Rivera, pero que, por el contrario, ninguno acudió.

Sea como fuere, aquella afirmación que decía que estaban allí no ha caído nada bien a los implicados, hasta el punto de que, ya sea a través de declaraciones recogidas en los medios o mediante comunicados, todos los citados han desementido su presencia en el acto, mostrando además su malestar, toda vez que entienden que este tipo de organismos y colectivos no debe mezclarse con la política, sobre todo cuando se quiere evitar la reproducción de errores cometidos en épocas pasadas. Mientras tanto, el presentador del evento entona el 'mea culpa', admitiendo que todo se debió a un fallo a la hora de confirmar los asistentes, que no se pudo hacer por tener poco tiempo.

Con independencia de eso, lo que sí ha quedado claro es que a Movimiento Ciudadano le ha salido por la culata su intento de ganarse el favor de los sevillanos vinculándose a las hermandades, ya que la respuesta de estas ha sido de lo más contundente. Un error que deja en mal lugar a la formación, de la que se puede pensar que solo utilizó las referencias a ellas, a las que catalogó como "el alma de Andalucía", para ganar un puñado de votos. Es decir, el nuevo partido repite a la perfección los vicios de los tradicionales. Mal inicio para una andadura que debería deparar un panorama sustancialmente diferente. 

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