miércoles, 4 de junio de 2014

A flauta y tamboril

Sevilla amanece hoy con una banda sonora diferente a la habitual, entremezclando desde bien temprano los cohetes, las flautas y los tamboriles. Porque a lo largo de esta mañana la vieja Híspalis se viste de romera, montándose en su carreta para iniciar su camino hacia el Rocío, donde le espera ya una 'Blanca Paloma' a la que custodia entre adornos de plata en un simpecado. Por delante decenas de kilómetros y sensaciones que se irán desgranando según se vaya avanzando en busca de esa pequeña aldea de Almonte que, por unos días, se convertirá en el centro del universo, en un auténtico hervidero de emociones que no dejan indiferente a nadie.


Así, parecerá que las distancias se minimizan con respecto a las marismas en varios puntos de la capital andaluza. Es el caso de barrios como El Cerro, Triana y La Macarena, igual que mañana ocurrirá lo mismo en Sevilla Sur y el Salvador. Alrededor de todas ellas, los vecinos se echarán a la calle para despedir a aquellos que inician un año más el camino, siendo partícipes también, de un modo u otro, de una mañana de carretas, volantes y bullas que forma parte de la tradición hispalense cuando el Lunes de Pentecostés se acerca en el calendario, tal y como ocurre a estas alturas, cuando la capital se recupera de la resaca de mayo y vive en los albores del Junio Eucarístico.

Y es que, como siempre, Sevilla no es capaz de aguantarse las ganas de reencontrarse con la Virgen del Rocío, demostrándolo con una nutrida representación que irá devorando distancias en las arenas para reencontrarse un año más con Ella. Todo al son de la flauta y el tamboril, esa banda sonora con la que hoy y mañana despertaremos a orillas del Guadalquivir y que marcará el latido de muchos romeros hasta que Almonte decida saltar la verja en la madrugada del domingo al lunes, cuando los sentimientos se desborden y un trozo de cielo se convierta en aldea al lado de las marismas.

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