Una jornada grande

Sevilla tiene una cita hoy con la que, según dicen, es su fiesta más antigua. Ésa que durante mucho tiempo fue prácticamente su seña de identidad y que ahora, pese al devenir de los acontecimientos, sigue teniendo una importancia capital en su calendario. Se trata del Corpus Christi, ese segundo jueves del año 'que reluce más que el sol' y que se vivirá de manera especial e intensa desde antes incluso de que el astro rey se asome a su balcón. De hecho, será en los instantes previos a la amanecida cuando el Señor de la Cena sea trasladado a su tradicional altar en el Palacio Arzobispal, un recorrido que cada vez va ganando más adeptos, aunque sin perder jamás su carácter privado y hasta sentimental.

Más tarde, será el momento de la procesión del Santísimo desde la Catedral, que contará con ese cortejo kilométrico en el que prácticamente todo el mundo de las cofradías estará representado, acompañando a los pasos de Santa Ángela, Santa Justa y Santa Rufina, San Isidoro, San Leandro, San Fernando, la Inmaculada, el Niño Jesús, la Custodia 'Chica' y la 'Grande'. Todo, mientras se completa un itinerario plagado de romero y en el que las calles del centro lucen sus mejores galas en honor a la Sagrada Forma, tal y como manda una tradición casi tan antigua como la ciudad y que, por unas horas, nos trasladará a otro tiempo, ese en el que primaban las procesiones sacramentales sobre las penitenciales.

Y una vez vuelva a casa el Santísimo, despedido con honores, iniciará el retorno a la suya el Señor de la Cena, en loor de multitudes y a los sones de Cigarreras, evocando un Domingo de Ramos del que nos separan ya poco más de nueves meses, pero que sentiremos más cerca que nunca. Por la tarde, cuando el termómetro nos empiece a dar algo de tregua, será el turno de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, que comenzará a buscar su parroquia de San Julián, a la que llegará al filo de la medianoche. Será entonces cuando pongamos el punto final a una jornada que viene señalada en rojo en nuestro calendario, aunque quizás debería hacerlo en letras de oro. No en vano, se trata de una de las más grandes que tiene Sevilla a lo largo de todo el año.