martes, 8 de junio de 2010

Una resurrección en pleno Corpus

El 3 de abril de 1931, Viernes Santo, fue la última vez en la que Sevilla pudo ver el paso del profeta Isaías, de la hermandad de Montserrat. Se trataba de una escena alegórica en la que se representaba la visión del predicador de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, que iba precedida por un cortejo de nazarenos de túnicas blancas y antifaces carmesíes (en lugar del azul del resto de la corporación) y un grupo de tres romanos. Después, las vicisitudes sufridas por la cofradía, como tantas otras, durante la II República, la Guerra Civil y la posguerra hicieron que nunca más saliese y que su imagen sólo pudiese ser admirada mediante fotografías y grabados... hasta el pasado domingo.

Sí, porque con motivo de la procesión del Corpus de la Magdalena la hermandad de Montserrat montó su tradicional altar recuperando la iconografía de ese mismo paso, sorprendiendo con ello a propios y extraños. Y es que la puerta de la capilla amaneció ocupada por la mesa del altar, sobre la que se sobreelevaba la figura del profeta, bajo la palmera que le acompañó en sus salidas durante el siglo XIX, entre 1861 y 1893, así como en la mencionada de 1931. A los pies de la escena, el Niño Jesús era testigo de cómo los curiosos se acercaban a ese punto y, muchos, aprovechaban para captar con sus cámaras una imagen histórica.

Y es que justo cuando algunas hermandades como La Bofetá, El Cerro o Montesión se encuentran planteándose la posibilidad de incorporar un tercer paso a sus cortejos, la de Montserrat, que sí lo tuvo hace años, no se plantea recuperarlo, salvo para, como ha hecho este año, presidir su altar en una fecha tan importante como la del Corpus. Ojalá que esta escena del pasado domingo no sea 'una raya en el agua' y que podamos ver año tras año una imagen que nos evoca a otra Semana Santa, ésa de marcado sabor decimonónico y en la que proliferaban los pasos alegóricos. De momento, el primer paso está dado y quien sabe si otras corporaciones (como Los Panaderos, con San Andrés, o La Quinta Angustia, con el Dulce Nombre de Jesús) se animarán a a acompañar a la de Montserrat en el camino. Sería una bonita forma de que estas imágenes completasen el ciclo y tras haber participado en cortejos que recrean la pasión y muerte del Señor, vivieran también su particular resurrección.

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