miércoles, 16 de junio de 2010

Donde dije digo, digo Diego

Dicen que rectificar es de sabios, pero también es verdad que, en muchas ocasiones, cuando uno quiere darle la vuelta a lo que ha dicho con anterioridad lo que hace es intentar que el resto quede por tonto. Hay veces que sale bien y nadie se da cuenta, pero otras veces salta a la vista el error y no hay manera de que cuele. Dentro de esta última dinámica podrían insertarse dos noticias cofrades que han visto la luz en las últimas 24 horas y que suponen importantes incoherencias con manifestaciones anteriores de representantes de las propias hermandades.

Empezamos por San Pablo, donde dos meses y medio después todavía sigue coleando el chaparrón que le cayó el pasado Lunes Santo y que le hizo refugiarse en El Salvador porque, según la versión oficial, no cabía en San Benito. Curiosamente, justo al finalizar la Semana Santa, el hermano mayor de la corporación, Manuel Márquez, afirmó en Punto Radio que, realmente, sí que podían haber entrado los pasos, pero que se decidió ir a la colegial para "no molestar" a la cofradía de La Calzá, que, incluso, le había ofrecido su templo (puedes leerlo aquí).

Bien, pues ahora, la web de la corporación del Polígono publica un par de informes en los que, aparte de confirmar que los pasos no sufrieron ningún daño por el agua, se vuelve a decir que éstos no cabían por la puerta de San Benito. En este sentido, indican que el problema está no en la anchura, sino en la altura del pórtico y que la diferencia estribaría en unos diez centímetros. A este respecto, cabría preguntarse ¿se ha sopesado la opción de haber echado los cuerpos a tierra para entrar? Si el propio hermano mayor admitió que sí cabían, ¿a qué viene este informe ahora? Y tras comprobar que contradicen declaraciones anteriores, ¿quién miente?

Pero la cosa no acaba ahí, porque en La Trinidad se acaba de convocar un cabildo extraordinario para el próximo domingo y en el que se decidirá si se da potestad a la junta de gobierno para vender el actual paso de misterio del Señor de las Cinco Llagas, que será sustituido el próximo año por uno que se está elaborando en el taller de los hermanos Caballero. Se trataría, pues, de una nueva fuente de ingresos para financiarlo. Hasta ahí, perfecto. El problema es que la propia cúpula directiva de la cofradía señaló que se estaba haciendo la nueva parihuela porque la actual "no aguantaría ni un Sábado Santo más, ya que su estado de conservación era pésimo" ¿En qué quedamos? ¿Está bien o mal? ¿Se quiere hacer dinero a costa de estafar a otras hermandades o, realmente, se puede vender el paso sin problema?

Desde luego, es obvio que las cofradías están gobernadas por humanos y que es lógico que, como todos, puedan errar en sus comentarios y afirmaciones. Pero tampoco es menos cierto que, por el cargo que ocupan y la cantidad de gente a la que representan, deberían medir mucho mejos qué dicen y sus repercusiones. Sobre todo en casos como éstos en los que tirando un poco de hemeroteca se les puede rebatir y sacar los colores muy facilmente. Y es que, como la mujer del César, los hermanos mayores deberían tener en cuenta que de ellos se esperan no sólo que sean diligentes en su tarea, sino que además, en la medida de lo posible, lo parezcan en todo momento.

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