Condenados a 'emigrar'

Parecía que no, pero al final va a ser que sí. Nos referimos a los titulares de la hermandad de El Cristo de Burgos, que hoy van a tener que dejar su casa en la parroquia de San Pedro para pasar los próximos tres meses en San Juan de la Palma, donde ocuparán la capilla Sacramental, justo en el camarín de la Inmaculada Concepción. Y es que la corporación del Miércoles Santo se ha visto afectada por las obras de reforma de la cubierta de su iglesia (para leer más sobre ello, pulsa aquí), por lo que, inicialmente, buscó refugio en la capilla de San Pedro ad Víncula, para después, como ya hizo a principios de mes el Señor de la Salud (aquí lo puedes leer) terminar marchándose fuera.

Así pues, tanto el Cristo de Burgos como Madre de Dios de la Palma serán vecinos durante unos meses del Señor del Silencio en el Desprecio de Herodes y la Señora de la Amargura, con quienes compartirán techo hasta otoño. De esta manera, San Pedro quedará huérfana de cofradías durante verano, como ya lo hace desde hace años la vecina parroquia de Santa Catalina, aunque con la tranquilidad de que cuando las hojas comiencen a amarronarse y a caer de los árboles los cultos también regresarán entre sus muros. Pese a ello, las obras, una vez más, obligarán a realizar un traslado, a buscar refugio en otra casa a los titulares de una hermandad.

Y es que llevamos una racha tremenda. Entre la Cuaresma que nos dio las lluvias y que ha provocado reformas en San Vicente y San Ignacio de Loyola; las emprendidas por las hermandades de Jesús Despojado y El Baratillo en las capillas de Molviedro y La Piedad, respectivamente, y ahora, ésto, el mes de septiembre va a estar marcado por regresos a casa a diario. Esperemos que sean para no tener que abandonar sus iglesias nada más que para salir a la calle o en Semana Santa o en extraordinarias y cultos externos, ya que se hace demasiado pesada esta tendencia en la que muchos de nuestros Cristos y Vírgenes se están viendo condenados a 'emigrar'.