martes, 27 de julio de 2010

Entre el susto y el recuerdo

Todavía no nos hemos repuesto del todo del susto que nos produjo la agresión sufrida por el Gran Poder (leela aquí) y nos enteramos de otro caso peor en la Puebla de Cazalla. Allí, en el convento de la Candelaria, el pasado viernes, a eso de las 21.30 horas, un individuo puso a propósito una vela encendida bajo la túnica de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que pronto comenzó a ser víctima del fuego. Así, las llamas afectaron tanto al manto como a la imagen, que sufrió daños en pies, piernas y espalda.

Afortunadamente, la actuación de dos miembros de la hermandad, que quitaron la túnica al Señor antes de que se quemase la cara, evitaron males mayores. Aún así, el secretario de la corporación, José Cabello Núñez, ha confirmado que los daños "son importantes, pero no irreversibles". Del mismo modo, las primeras pesquisas policiales han señalado que no se trata de un suceso fortuito, sino premeditado y que, incluso, ya se tiene localizado al "principal sospechoso". Mientras, la capilla ha sido cerrada al culto y se est'a en permanente contacto con un restaurador para comenzar los trabajos de recuperación de la talla.

Con todo, poco más un mes después, nos volvemos a encontrar con una situación similar, en la que un demente, esperemos, agrede a una talla que, independientemente de las creencias de cada cual, lo cierto es que no le hace daño a nadie. De nuevo, un templo es tomado por la Policía Nacional (en este caso, también la Guardia Civil) por un suceso que escapa a toda explicación lógica. Otra vez, queda abierto el debate sobre la seguridad de nuestros títulares, ya que el Nazareno de la Puebla, como el Gran Poder, también está en besapiés permanente. Cambia un poco el decorado, pero todo nos suena. Ojalá que sea la última vez que ésto ocurre.

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