jueves, 20 de enero de 2011

Todo queda en familia

Hace apenas diez días, en este mismo blog hablábamos de un peculiar cásting que se estaba llevando a cabo en la hermandad de La Mortaja, que estaba buscando sustituto para uno de sus puestos más importantes y clásicos, el de muñidor (releelo aquí). Y es que tras 25 años haciendo sonar las campanillas más fúnebres de la ciudad cada Viernes Santo, Juan Francisco Guillén colgó las esquilas para pasar a ocupar el cargo de hermano mayor, razón por la cual se le buscaba heredero.

En este sentido, la corporación de Bustos Tavera inicio un proceso de elección al que, como ya avanzamos, se presentó su hijo, Juan Guillén Amat, de quien su propio padre dijo que tendría "las mismas opciones que los demás". Sin embargo, al final, todo quedó en familia y el apellido Guillén se perpetuará en la cruz de guía de la hermandad, puesto que el cabildo de oficiales del pasado 13 de enero ratificó este traspaso de poderes en el que ni siquiera ha sido necesario salir de casa.

De este modo, quedó cerrado un proceso que, sin duda, habrá tenido en vilo a muchos hermanos de la cofradía que cierra el Viernes Santo en la Carrera Oficial, puesto que se trata de una de las señas de identidad de la misma, por la que media Sevilla la conoce y la otra mitad la recuerda de por vida. Por eso, quién mejor para ostentarlo que alguien que ha mamado desde pequeño esta tradición que este años será a la vez igual que siempre, pero también muy diferente.

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