Todavía nos queda tiempo hasta que llegue la Cuaresma, pero ya empiezan a verse los primeros movimientos. Se trata de los preparativos de los preparativos, que, curiosamente, han comenzado en el seno de una hermandad no de penitencia, sino de Gloria. Se tratade la de Candelaria Madre de Dios, que, por primera vez en su historia pondrá en la calle a su titular cristífero, el Señor del Perdón y Caridad, en un Vía Crucis que, pese a ser un estreno, tendrá un tremendo sabor clásico.
Y es que la corporación ha decidido que el acto, que tendrá lugar el día 8 de abril, sea acompañado por una capilla musical, cuyo contrato fue sellado el pasado día 9. De este modo, la cofradía da un paso adelante sin olvidar la tradición, reivindicando una manera solemne de entender los cultos externos que, sin lugar a dudas, deparará uno de los grandes momentos de la próxima Cuaresma. Sobre todo, porque será la prueba de fuego para el nuevo rumbo hacia el que camina la hermandad que ha vivido en los últimos tiempos muchos cambios en la teoría y que ahora comienzan a llevarse a la práctica.
No en vano, quizás este Vía Crucis siente las bases para una reconversión paulatina en corporación pasionista, o, cuanto menos, para dar importancia a un Cristo que es uno de los grandes desconocidos de la ciudad y que lleva años eclipsado por la titular mariana de la cofradía, una Candelaria Madre de Dios que ha sido desde siempre santo y seña de un barrio que ahora podrá descubrir que hay vida más allá de las Glorias, en plena Cuaresma y al abrigo de un crucificado.
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