lunes, 17 de enero de 2011

Tres meses

Se siguen cayendo las hojas del calendario. A su ritmo. Sin prisa. Pero también sin pausa. Así, como quien no quiere la cosa, ya estamos a tan sólo tres meses de inaugurar una nueva Semana Santa, de que la primavera explote en Sevilla por todo lo alto, entre olor a incienso y azahar, al ritmo del vaivén de unas bambalinas; entre capirotes, cornetas y costales. 90 días nos separan de la gloria, de esa mañana de palmas junto a la Catedral y nazarenos blanco rumbo al parque de Maria Luisa.

Apenas nos quedan dos días 17 sin que estrenemos para que no se nos caigan las manos, para que la rampa del Salvador cruja mientras baja el misterio de La Borriquita y, horas después, ese mismo sonido sirva de banda sonora para el Señor del Amor. Tres meses para que celebremos el centenario del Silencio Blanco de San Juan de la Palma, para que La Estrella cruce el puente entre velas rizada y en Los Terceros se celebre una eucaristía a media tarde. Porque cada vez nos separa menos para que Molviedro se mezca al compás de los cambios del misterio del Despojo, para que la muralla se rinda a las plantas de La Hiniesta y Machín vea en primera fila la salida de San Roque.

Porque el tiempo corre, aunque no vuela. Sigue andando hacia nuestro encuentro y no lo conseguirá hasta que las Vísperas formen parte del recuerdo, hasta que estos más de doce meses de espera nos parezcan simplemente un mal sueño. Y es que aún no es Cuaresma, pero cada vez vemos nuestra Semana Santa más cerca, en una cuenta atrás que ya sólo necesita dos dígitos y que dentro de tres meses habrá que poner de nuevo en marcha para 2012. Porque Sevilla ya se está desperezando en el camino hacia una nueva primavera.

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