Y no con pena, sino todo lo contrario, puesto que se trata, sin lugar a dudas de uno de los estrenos más importantes de este año 2011. No en vano, el próximo Viernes de Dolores, volverán a pasear por Triana nazarenos de ruán negro y cinturón de esparto tras siglos sin hacerlo. Lo harán llegando a Santa Ana desde la zona del barrio Voluntad, precediendo a un portentoso Crucificado de Navarro Arteaga que preludiará la Semana Santa en el viejo arrabal. Porque este año, por primera vez en su historia, la ya hermandad de Pasión y Muerte sacará túnicas y capirotes en su cortejo.
Así lo decretó hace apenas unos días el Arzobispado, que sancionó, como se rumoreaba desde hace meses (recuérdalo aquí), sus reglas como corporación de penitencia, convirtiéndola en la primera que recibe tal consideración desde que Asenjo llegó a Palacio. De este modo, el próximo Viernes de Dolores marcará un antes y un después en la orilla más marinera de Sevilla, que conocerá una forma de ver los días grandes que prácticamente desconocía. Es más, si la economía de la cofradía lo permite saldrá por primera vez bajo palio la Virgen del Desconsuelo y Visitación (leelo aquí), por lo que podría ser una jornada única y casi irrepetible.
Y es que la nómina de penitencia de las Vísperas sigue creciendo, ahora de la mano de una hermandad con un sabor tremendamente clásico y que, de momento, no se plantea salir de su barrio aunque vea la Catedral casi a tiro de piedra. Pero, aún así, prefiere la de su barrio, donde se críó El Cachorro, La Esperanza, La Estrella y La O hasta que decidió cruzar el puente de barcas. Porque, sumándose a estas y a San Gonzalo, Pasión y Muerte se convierte en la sexta cofradía con nazarenos de Triana, apegada por completo a su tradición y reinventándola con aires de unos siglos que quedaron atrás y que el viejo arrabal parecía haber olvidado. Menos mal que a partir de este 2011 habrá una corporación que se encargará de recordarlos.
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