sábado, 23 de abril de 2011

El último tramo

La Semana Santa más lluviosa que recordamos entra definitivamente en su recta final. Tanto es así, que hoy viviremos la última tarde de cofradías, esa en la que intentaremos resarcirnos de los sinsabores de una ‘Triada Sacra’ que ha resultado tan húmeda como yerma y en la que intentaremos disfrutar como nunca en previsión de que la espera vuelve a llamar con fuerza a la puerta. Y para dar más simbolismo a la jornada, la encargada de abrirla será la hermandad de El Sol, que por segunda vez llevará aires decimonónicos del Plantinar a la Catedral, entre los sones clásicos de cornetas y tambores que acompañarán al Varón de Dolores y un palio de caoba en el que queda enmarcado el diálogo de la Virgen, San Juan y la Magdalena.

También la solemnidad se hará presente junto a San Marcos, donde Los Servitas volverán a poner en las calles la piedad entre faroles de plata compuesta por el Señor de la Providencia y la Virgen de los Dolores, pero también la única Virgen de la Soledad que procesiona por Sevilla entre varales y bambalinas. Y en la Ronda, el misterio de La Trinidad se revelará de nuevo por completo en el misterio del Decreto, dando paso al estreno del nuevo barco sobre el que surcará la ciudad el Señor de las Cinco Llagas, que, como toda la corporación, seguirá los designios que marque la Virgen de la Esperanza.

Mientras, en Alfonso XII, la ‘Canina’ nos pondrá sobre aviso de que todo está consumado, que la muerte, una vez más, ha superado a la propia muerte, por más que esté presente en la urna del Señor Yacente y en un duelo en el que todos daremos el pésame a la Virgen de Villaviciosa. Porque, muy a nuestro pesar, otra Semana Santa agoniza, dejándonos en el alma ese escalofrío de Soledad que siente cada Sábado Santo San Lorenzo, haciéndonos pelear por no derramar lágrimas como esa Virgen que no tiene más compañía que la de una cruz y un sudario vacío, como vacía se queda nuestra alma hoy, por más que sepamos que a la mañana siguiente quedará el último tirón en Santa Marina.

Por eso, existe la obligación de disfrutar al máximo de este día, porque seguro que habrá un mañana, sin duda. Pero su tarde ya no estará preñada de pasos y bullas, de esperas y programas de mano. Porque, tal como vinieron se nos van los días grandes, esos que llevábamos esperando más de un año. En este sentido, no caben excusas: hay que echarse a la calle desde primera hora, porque el último tramo de esta Semana Santa ya está desfilando.

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