sábado, 16 de abril de 2011

Los últimos compases de la espera

Nos encontramos a las puertas de la gloria. La espera más larga de la historia toca su fin y, en la jornada previa al estreno de una nueva Semana Santa oficial que ya tocamos con la punta de los dedos, de nuevo los barrios acapararán protagonismo antes de cedérselo definitivamente al centro de la ciudad. No en vano, hoy, Sábado de Pasión, saldrán a calle las tres últimas corporaciones que no hacen estación de penitencia en la Catedral, pero a las que no les hará absolutamente falta de nada durante su salida procesional, sobre todo porque estarán acompañados por los suyos y un auténtico batallón de cofrades que llegarán desde otros muchos puntos de la capital hispalense ávidos de disfrutar del ambiente de túnicas y capirotes.

Así, será tarde grande en el distrito Este, con dos hermandades paseándose por sus calles. Una lo hará por Torreblanca, donde, por unas horas, las aguas del Canal de los Presos se convertirán en las de aquel río Jordán a cuyas orillas se situaba el palacio de un Pilatos que presidirá, junto al Señor Cautivo, la delantera del paso de misterio de la corporación, siendo consciente de que si todo tuviese lugar ahora mismo los vecinos de la collación no le permitirían siquiera la oportunidad de poder lavarse las manos ni condenarlo. Sobre todo, porque de este modo podrían sofocar el llanto de una Virgen de los Dolores en cuyos labios se esboza una sonrisa al ver que su gente la recibe con honores de Reina, pese a los orígenes humildes y obreros de la mayoría de sus vecinos.

Muy cerca de allí, en Alcosa, el Divino Perdón volverá a hacerse hombre para cargar con la cruz al hombro y recordar, entre sones de una agrupación musical, aquellas Semanas Santas de antaño, esa que muchos de sus fieles vivieron en pleno Casco Antiguo en viejos corrales y que, por mor de las reurbanizaciones de la ciudad, tuvieron que dejar atrás para marcharse a la periferia. Quizás por ello, muchos pedirán al Nazareno de Arteaga que ya que han podido recuperar la visión de un Cristo paseando por las puertas de sus casas, que puedan también hacerlo con la de un palio de la Virgen de la Purísima Concepción que, de momento, no puede salir por estas fechas, pero que, si Él quiere, podrá hacerlo pronto.

Y sin túnicas ni capirotes en su cortejo, pero sí con una Guardia Judía cada vez más fiel a la que protegía al Sanedrín, un barrio con nombre de río norteño, Nervión, vadeará las aguas del Cedrón, acompañando a un Señor de la Esperanza que vendrá en el 'barco' más grande de todos cuantos salen en Sevilla y que precederá a una Virgen del Rosario que será la primera que conversará con San Juan entre varales y bambalinas en este 2011. Así, entre estas tres cofradías, pasarán las últimas horas de una cuenta atrás que agoniza a pasos agigantados y, por fin, está próxima a expirar. Lo hará justo cuando todas vivan sus metros finales y se despidan hasta el año que viene. Pero, afortunadamente, no será ningún adiós, sino la bienvenida al momento que todos estábamos esperando.

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