domingo, 26 de septiembre de 2010

El mejor broche de oro para septiembre

Hoy, Sevilla contará con una dolorosa más coronada. Al filo del mediodía, monseñor Asenjo debutará en nuestra ciudad en estas lides distinguiendo con este rango a la Virgen de Regla de Los Panaderos, que desde el pasado miércoles está celebrando en la Catedral el que, quizás, haya podido ser el triduo más importante de su historia. Así, unirá su nombre a una nómina de titulares de hermandades de Semana Santa que comenzó hace casi sesenta años con la Amargura y que, de momento, finalizará en la calle Orfila tras haber pasado por puntos tan dispares como La Macarena, Triana, El Cerro, La Calzá, El Arenal o el propio centro.

De este modo, se dará el pistoletazo de salida a una tarde que será muy grande para la corporación del Miércoles Santo, que verá cómo la ciudad se vuelca por completo con su titular mariana en su regreso a casa. Porque, como ocurrió en el itinerario de ida no cabrá un alfiler en las aceras, ni delante del palio, donde una legión de cangrejeros intentarán no perder detalle de como avanza rumbo a su capilla la Reina de Los Panaderos. Así, entre bullas, emoción, diálogos de varales y bambalinas, incienso y sones de marchas terminará con el mejor broche de oro posible un domingo que habrá comenzado con pasos en la calle en San Román, con una Santa Lucía que habrá vuelto a madrugar para reencontrarse con sus fieles. Del mismo modo, cuando la cruz de San Andrés de la candelería del palio de Regla atisbe a lo lejos la calle Orfila, en Torreblanca se pondrá fin a una romería dedicada al Inmaculado Corazón de María que habrá celebrado, como ocurre cada año, todo el barrio.

Y así, entre Glorias, peregrinaciones y palios, Sevilla dirá adiós a un mes de septiembre en el que, en clave cofrade, podría decirse que no nos ha faltado de nada. En él, hemos tenido en la calle procesiones de todo tipo, sintetizando a la vuelta de vacaciones lo que la ciudad vive a lo largo de todo el año. Porque Semana Santa sólo hay una marcada a fuego en el calendario, pero más allá de ella hay más de 300 días en los que cuando no se habla de cofradías se está disfrutando de ellas por las calles.

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