miércoles, 15 de septiembre de 2010

El beato de las abuelas

Vivimos las vísperas de una beatificación que ha dado, está dando y dará muchísimo que hablar: la de Madre María de la Purísima (leelo aquí). Pero no hace ni una semana de que tuvo lugar otra que llevaban esperanzo muchísimos andaluces desde hace años, la de Fray Leopoldo de Alpandeire, un fraile franciscano al que muchos hemos conocíamos gracias a las estampas de nuestras abuelas y cuya fama y devoción en Granada es similar a la que tiene en nuestra ciudad Santa Ángela de la Cruz. Tanto es así, que muchos lo creíamos santo desde hace tiempo, cuando la realidad es que hasta el pasado domingo no inició su ascenso a los altares.

Así, Francisco Tomás de San Juan Bautista Márquez Sánchez, nombre real del franciscano antes de tomar los hábitos, pasa aún más a la posteridad por su labor como monje limosnero, algo que empezó haciendo en su Alpandeire natal, más tarde, y sin salir de Málaga, en Antequera, Sevilla y, finalmente, Granada, donde residió entre 1914 y 1956. Durante ese tiempo, se convirtió en alguien muy querido y venerado en la capital nazarí, ya que no eran pocos los que le pedían consejo o intermediación a cambio de tres avemarías, cuota estandar que Fray Leopoldo pedía a todos los que se le acercaban.

Con ello, su fama de buen hombre se extendió como un reguero de pólvora más allá de Granada, surgiendo la devoción por su figura en toda Andalucía, sobre todo tras su fallecimiento, el 9 de febrero de hace 54 años. Así, sus estampas empezaron a parecer en casi todas las casas, sobre todo, de las manos de los más mayores, que las exhibían en sus paredes o las guardaban para tener su protección en la cartera. Fruto de ello, surgió la causa de su beatificación, que fue aprobado hace un año, cuando un tribunal de cinco médicos certificaron que un enfermo se curó gracias a su mediación.

De este modo, Fray Leopoldo ha pasado a ocupar un sitio en la iglesia que desde hacía años ya tenía ganado en Andalucía, tal y como ha ocurrido con las Hermanas de la Cruz, cuya fundandora, Sor Ángela, es santa desde hace unos años y que dentro de unos días contará con una nueva beata en sus filas, una Madre María de la Purísima que subirá a los altares ante la atenta mirada de una Macarena (ver aquí) que, por unas horasm transformará una madrugada de septiembre en una de Viernes Santo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario