El centro se viste de Miércoles Santo

Hoy, la Catedral volverá a sentirse como si fuese Semana Santa. Concretamente, un Miércoles Santo, con la llegada de una Virgen de Regla que estará en sus entrañas durante cuatro días para ser coronada canónicamente. Así, la Reina de Los Panaderos se convertirá en la decimosexta dolorosa de la capital hispalense que obtenga dicho reconocimiento eclesiástico, tras haberlo hecho antes Amargura, Macarena, Esperanza de Triana, Angustias de Los Gitanos, Encarnación de San Benito, Estrella, Dolores del Cerro, Valle, Rosario de Montesión, Palma del Buen Fin, Trinidad y La O, que lo obtuvieron por el cauce protocolario, así como también Gracia y Esperanza de San Roque, Mercedes de Santa Genoveva y Caridad del Baratillo, a las que se les convalidaron las realizadas hace años.

Es, por tanto, una jornada grande para la corporación de la calle Orfila, que lleva más de un año preparando un momento histórico para su titular. No en vano, en apenas unos meses, la Señora tahonera habrá salido a la calle hasta en cuatro ocasiones en tres estaciones distintas. De este modo, debutó, como siempre, haciendo su estación de penitencia en los días más grandes de la primavera. Después, repitió poco antes del verano, con una procesión en andas por su feligresía (recuérdala aquí). Dentro de unas horas, partirá rumbo al templo metropolitano bajo los últimos coletazos del verano (lee sobre ello aquí), para volver el domingo con los primeros aires de otoño. 

Y es que este 2010 es sin duda irrepetible para una Virgen que llevará en su sien el recuerdo de todo el Miércoles Santo recogido en una diadema reagalada por el resto de hermandades del día. Que, además, regalará aires chipioneros con una medalla en el pecho que, por desgracia, no estará acompañada por la que revele en reconocimiento de su propia ciudad. Pero no le faltará ni la cruz de San Andrés en su candelería ni el cariño de los suyos y el de una ciudad que volverá a echarse a la calle para acompañarla. Porque hoy, el centro volverá a vestirse de Miércoles Santo, viendo un palio paseándose por sus arterias principales, y no uno cualquiera, sino el de una Virgen de Regla que saldrá por última vez en su historia sin el título de Coronada.