viernes, 10 de septiembre de 2010

Siete lustros a los sones del Sol

En los últimos tiempos, aunque este invierno pareciese mentira, vivimos la época con más días de sol de la historia. Sobre todo en Sevilla, donde además del astro rey brillan con luz propia y desde hace 35 años los sones de una de las bandas de cornetas y tambores decanas de la ciudad: la de Nuestra Señora del Sol. Un colectivo que nació en los albores de la transición española, allá por el ya lejano año 1975, y al abrigo de una agrupación parroquial que no terminaba de arraigarse en ninguno de los muchos barrios por donde iba peregrinando desde que fue exiliada del centro.

Sin embargo, aquel grupo de chavales con uniformes militares y que buscaban imitar el estilo de la banda de la Policía Armada sí caló hondo en la Sevilla cofrade. De hecho, en pocos años se hizo un hueco en la Semana Santa, llegando incluso a protagonizar estampas prácticamente irrepetibles, como la de acompañar el Jueves Santo de 1979 a la Virgen de la Victoria de Las Cigarreras en su retorno a casa desde la Catedral. Del mismo modo, ha sido precursoras de grandes recuperaciones históricas como las de las Lágrimas de San Pedro (leelo aquí), los Gozos de la Inmaculada o la centuria romana del Santo Entierro, así como de otros que no tuvieron tanto éxito como el del bando del Corpus.

Así, siete lustros después de su nacimientos, pocos son capaces de imaginar la música cofrade sin los plumeros y trajes celestes de una banda del Sol que ya sabe lo que se siente al pasar con su propia hermandad por Campaña (recuérdalo aquí) y que está plenamente consolidada en la ciudad. De este modo, composiciones suyas como Pentecostés, María o Barrabás, entre otras muchas, se escapan entre los silbidos de muchos 'capillitas' que buscan así hacer más llevadera la espera para unos días en los que desean que, en todos los sentidos, tanto arriba como a pie de calle, siga brillando el Sol.


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