miércoles, 24 de marzo de 2010

Cuentas pendientes

Dicen que "nunca es tarde si la dicha es buena", pero hay veces en las que la espera dura demasiado. En este caso, no me refiero a la Semana Santa, que ya está a la vuelta de la esquina, sino a la concesión del Ayuntamiento de la medalla de oro de la ciudad a la Esperanza de Triana. Sí, porque somos conscientes, como ya he dicho en otras ocasiones, que las cosas oficiales en Sevilla van demasiado despacio, pero el hecho de que la corporación de la calle Pureza se haya llevado un cuarto de siglo esperando para ver hecha realidad esta promesa, resulta, a todas luces, excesivo.

Todo empezó en 1984, pocos meses antes de la coronación canónica de la Virgen, cuando la hermandad solicitó este reconocimiento, el mayor de la ciudad, para su titular. Todo el barrio y gran parte de la ciudad respaldaba esta medida, por lo que su concesión, en principio, parecía inminente. Pero, una norma aprobada durante el mandato de Luis Uruñuela impedía que la medalla se le otorgase a nadie que no tuviese una personalidad física o jurídica, algo que en el caso de la Esperanza no era posible, ya que no se trataba de un reconocimiento a la cofradía, sino a la imagen. Como solución, y habida cuenta de que se le había dado al Consejo de Cofradías el año anterior a la petición, se decretó hacerle entrega a la Reina de Triana de una copia de ésta.

Curiosamente, dos imágenes marianas, la de la Macarena y la Virgen de los Reyes, sí ostentaban ya entonces oríginales de la medalla, algo que también pudo recibir el Gran Poder en 1995, cuando se derogó la mencionada norma. Sin embargo, desde entonces, nada se hizo en relación a aquella petición llegada desde la calle Pureza, que cayó en el olvido... hasta hace unos días, cuando, coincidiendo con la finalización de las obras de la Capilla de los Marineros (para ver más sobre ello pulsa aquí), se retomó el proceso. Así, a finales de la semana pasada, el pleno del Ayuntamiento aprobó por unanimidad la concesión, que el Sábado de Pasión, a partir de las 12.30 horas, se le impondrá en su casa a la Virgen de la Esperanza.

Se cierra así una cuenta pendiente que desde el ejecutivo municipal se tenía con una de las imágenes que mayor devoción despierta en la ciudad. Ha sido deprisa y corriendo, algo también típico en esta ciudad, pero haciendo realidad, que es lo importante, un viejo anhelo de muchísimos sevillanos. Aunque, en realidad, a la Reina de Triana no le hacen falta reconocimientos llegados desde la planta noble de la Plaza Nueva, ya que le basta y le sobra con los que les dispensan sus hermanos, sus fieles y vecinos, pero nunca está de más que se cumpla lo prometido. Y es que está bien lo que bien acaba.


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