Una iglesia del siglo XXI

Seis años. Ése es el tiempo que ha tardado en hacerse realidad uno de los grandes sueños de la hermandad de La Esperanza de Triana, el de ver finalizados los trabajos de remodelación de la Capilla de los Marineros. Anteayer, por fin, y tras muchas dificultades, se dieron por acabadas las actuaciones y sólo quedan los últimos retoques para que todo esté a punto para recibir el viernes que viene a los titulares de la corporación, que aguardan en Santa Ana a que llegue ese momento.

Cuando esto se produzca, se encontrarán con una casa con una fachada totalmente blanca, más amplia y mucho mejor equipada, plenamente preparada para el siglo XXI. No en vano, el templo, al que por sus nuevas dimensiones bien pudiese llamársele santuario o iglesia en lugar de capilla, puede albergar el triple de personas que antes, llegando a unas 500. Del mismo modo, cuenta con espacios para los ensayos de las bandas propias y para el Centro de Apoyo Infantil Esperanza de Triana, que podrá dar asistencia a 80 niños. Además de eso, se han mejorado aspectos como la seguridad del artesonado, el coro o la techumbre de madera.

Es precisamente en este aspecto, el de la seguridad, en el que tanto el Cristo de las Tres Caídas como la Virgen de la Esperanza encontrarán más mejoras. De hecho, el Señor contará con un telón cortafuegos y una peana móvil que, al cerrar la capilla, se retranqueará para que nada escape al objetivo de una cámara de seguridad dispuesta para tal fin. En el caso de la Esperanza, dormirá cada noche en un bunker situado bajo su altar y al que bajará a través de un elevador.

Con todo, ambos podrán comprobar que la tecnología se ha puesto del lado de sus devotos permitiendo que puedan hacer realidad uno de sus mayores sueños, el de brindar la mejor conservación y seguridad a sus titulares. Y es que Triana quiere conservar su historia y sus señas de identidad (como también lo demuestra el patio sevillano del interior de las dependencias del templo o que el camarín de la Virgen, que será adornado con cerámica) sin dejar de mirar al futuro, por lo que, aunque ha costado, ha convertido a la Capilla de los Marineros en un iglesia del siglo XXI.