miércoles, 31 de marzo de 2010

Cruces y crucificados

Como quien no quiere la cosa, llegamos al ecuador de una nueva Semana Santa. Hoy, Miércoles Santo, la melancolía comienza a decirnos que hemos vivido tantas jornadas de cofradías como las que nos quedan aún por vivir.  Y es que la ciudad se prepara para los días capitales, ésos que constituyen la Triada Sacra compuesta por el Jueves Santo, la Madrugá y el Viernes Santo, encontrando en su camino hasta ellos el mejor anticipo en esta jornada marcada por las cruces y los crucificados.

El primero de ellos llegará al centro desde Nervión, diciendo que tiene tanta Sed como nosotros del azul agua de los ojos de la Virgen de Consolación. También arribará desde San Bernardo uno que derrama Salud por un puente que no cruza un río, sino que sirve de puerta de entrada a un barrio que encontrará al Refugio de sus almas bajo palio. Desde San Antonio de Padua, y con aires franciscanos, saldrá rumbo a la Catedral el que nos recordará de nuevo que Jesús murió por nosotros, para cumplir un Buen Fin, algo que, sin embargo, no sirve para mitigar el llanto de una Virgen de la Palma que este año echará de menos, como toda Sevilla, a Carlos Amigo Vallejo.

En San Pedro, dos Semanas Santas, la castellana y la hispalense, se darán nuevamente la mano gracias a un crucificado que prefirió la brisa del Guadalquivir a la del Arlazón, algo que no sólo colma de orgullo a los hermanos del Cristo de Burgos, sino también a Madre de Dios de la Palma. Por San Martín, Longinos atravesará con una Lanzada el costado del mejor de los nacidos, derramando una sangre y agua que también estará presente en el color del palio y las lágrimas de la Virgen del Buen Fin.

La plaza de San Vicente será testigo del paso de un nazareno que avanzará en silencio y encomendándose a la Misericordia de un Padre al que, momentos después y desde el Calvario, dirigirá sus últimas Siete Palabras. Mientras, la Virgen de la Cabeza deseará que la representación de la Guardia Civil que la acompaña por las calles pudiese hacer algo por salvar a su Hijo. Y a la vera de la Maestranza, desde ese relicario que es la capilla de El Baratillo, una Piedad que ya quisiera haber tallado Miguel Ángel nos recordará que la 'Hora Nona' se acerca, así como también el dolor de una madre que se queda sin su tesoro más preciado en un gesto de Caridad digno de ser ensalzado bajo el mejor palio.

Lejos de la cruz, pero camino hacia a ella, el Señor de la Paz será negado tres veces en la calle Feria, algo que contemplará a distancia la Virgen del Carmen Doloroso. Por su parte, la capilla de San Andrés se convertirá en un huerto de los olivos en el que el Señor del Soberano Poder será prendido. Será momentos antes de que un palio con cruces en aspas en su candelería traiga de Chipiona a Sevilla a la Virgen de Regla, la misma que cuando el Jueves Santo ya se respire en la ciudad pero sin que todavía haya habido tiempo de ver las primeras mantillas, entrará poniendo fin a una jornada tras la que sólo nos quedará la mitad del programa de mano intacto.


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