jueves, 4 de marzo de 2010

Que sea un mal sueño

Cada cofradía tiene en su recorrido algún punto sin el que no sería ella misma. Así, no seríamos capaces de imaginarnos a La Paz sin pasar por el Parque de María Luisa, a La Macarena por su Arco o a San Bernardo por su Puente. Del mismo modo hay sitios que sirven de foco de atención común para varias hermandades en sus itinerarios, como el Postigo o la Alfalfa. Pues precisamente un lugar que cumple a la perfección ambas funciones podría quedar este año huérfano de hermandades. Me estoy refiriendo al mítico Puente de Triana.

Resulta que, cuatro semanas y media para que La Estrella tenga que pasar a través de él camino al corazón de Sevilla, las obras del carril bici no están terminadas y, según los pronósticos, no parece que puedan estarlo para entonces. Se unen para ello dos circunstancias. La primera es que en este bendita ciudad, los trabajos urbanísticos nunca están finiquitados para la fecha prevista, que en este caso era la Navidad pasada. Además, incurre aquí un segundo motivo, que las constantes lluvias que llevan cayendo sobre la ciudad desde el pasado 18 de diciembre han impedido acelerar el ritmo de las actuaciones.

Total, que desde la Alcaldía se asegura que si hay díez días seguidos sin agua, todo estará presto y dispuesto para el Domingo de Ramos. En caso de que las borrascas sigan queriendo visitarnos, la situación se complica, ya que la única opción que quedaría para permitir el paso de las hermandades por el puente sería la de que lo hicieran sin público, habida cuenta de los problemas que tuvieron lugar en ese mismo punto durante la cabalgata de Reyes. Esta opción ha sido desechada por las cofradías trianeras que, aún así, todavía no contemplan alternativas y esperan una solución para las próximas semanas.

El caso es que, viendo que el cielo de la ciudad parece haber olvidado el azul en los últimos meses, se antoja complicado que el líquido elemento dé una tregua tan extensa como para acabar los trabajos, por lo que, una vez más, la falta de previsión de Urbanismo amenaza con dejarnos sin un punto fundamental en nuestra Semana Santa. Porque, es cierto que casi no ha dejado de llover en los últimos dos meses, pero, si tenían que estar acabadas las obras para Navidad, ¿tanto quedaba por hacer apenas una semana antes?

La única lectura que traería consigo ésto sería que, como ya ocurrió entre 1975 y 1977 (durante la última restauración integral del puente), los cambios de itinerarios que tendrían que efectuar las hermandades del viejo arrabal podrían darnos estampas tan bellas como las de pasos a los píes de la Torre del Oro. Pese a ello, ni San Telmo ni Chapina tienen el encanto de ese otro puente que sustituyó hace casi 150 años al que hecho de barcas unía Triana con el resto de la ciudad. Dios quiera que este año podamos volver a disfutar de la Semana Santa apoyado en sus barandillas y que todo se quede en un mal sueño que, como los cuentos, tenga un final feliz.

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