viernes, 12 de marzo de 2010

La consagración de Navarro Arteaga

Si ayer el protagonismo de este blog era para Juan Manuel Miñarro, hoy recae en otro de los grandes imagineros de la actualidad, José Antonio Navarro Arteaga, del que se va a hablar, y mucho, en los próximos días. Sobre todo porque en apenas dos años ha convertido un prometedor boceto de barro en lo que será, a partir del próximo Sábado de Pasión, el misterio más grande de la Semana Santa de Sevilla, el de la agrupación parroquial de La Milagrosa.

Hasta ahora, sólo sabíamos que la composición iba a recrear una escena desconocida de la pasión de Cristo, la del paso de éste junto a sus captores a través del puente del río Cedrón. Por suerte, también habíamos podido deleitarnos con el Señor de la Esperanza, una talla que no sólo gustó en el seno de la corporación de Ciudad Jardín, sino al resto de la ciudad por su belleza estética, que conjuga a la perfección el clasicismo de sus formas con la introducción de detalles que no resultan usuales en las imágenes cristíferas hispalenses, como las lágrimas o un hombro desnudo. Pero, del resto, simplemente conocíamos lo que se dejaba entrever en aquel boceto de barro.

Anoche, a última hora, se desveló la incógnita. Pudimos ver por fin los rostros y rasgos de las cinco figuras restantes. Así descubrimos a los dos judíos entre los que se situará Jesús y que lo conducen hacia la casa de Anás. Uno empujándolo y vociferando. El otro tirando de él y sosteniendo una tea que, según el compromiso del imaginero, llevará fuego real el próximo Sábado de Pasión. Ambos se encuentran ataviados del modo en el que también lo estará la Guardia Judía que estará tras el paso y que aspira a convertirse en una seña más de identidad de la corporación (pulsa aquí para ver más sobre este tema). Justo detrás estará un soldado romano que contempla la escena a caballo, intentando dominar al animal. Mientras, a su lado, José de Arimatea pide piedad para el reo, justo delante de un niño que, cargado con un candil y acompañado de su perro (aún en ejecución), simboliza al pueblo de Jerusalén, viéndolo todo sin perder detalle de cuanto pasa.

Se trata del proyecto más ambicioso del escultor trianero que, según sus propias palabras, tenía la presión añadida de ser el primer misterio que hacía entero para la ciudad. En este sentido, si hace unos años sorprendió a propios y extraños con las figuras secundarias del paso de Cristo de Las Cigarreras, ahora, con un conjunto de tallas que destacan por separado y que prometen impactar, y mucho, cuando estén dispuestas todas juntas, se puede decir que Navarro Arteaga ha logrado su total consagración. Y es que se esperaba mucho de este misterio y, afortunadamente, su autor ha sabido superar las expectativas. El único pero es que haya que esperar aún 15 días para ver la escena al completo en la calle. Menos mal que, por separado, se pueden disfrutar ya.

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