jueves, 25 de marzo de 2010

¿Segundo pleno consecutivo?

Los ciriales de una nueva Semana Santa empiezan a aparecer por la esquina y nosotros seguimos mirando al cielo, esperando que opte por vestir durante los próximos días su túnica celeste en lugar de una de ruan negro. Y es que el retorno de las lluvias ayer y la previsión de que continúen hoy nos ha devuelto a hace dos semanas, cuando estábamos inmersos en un ir y venir de borrascas sin solución de continuidad. De nuevo vuelve el miedo a que el sol, del que tanto y tanto hemos hablado durante toda la Cuaresma, no esté por la labor de regalarnos una Semana Mayor como la del año pasado, en la que pudimos disfrutar de todas las cofradías en la calle.

De momento, en este 2010, ya hemos visto a todas las que tenían prevista su salida hasta el momento. Y según los pronósticos meteorológicos parece que vamos a seguir en la misma tónica y se van a cumplir los buenos augurios que nos regalaron las cabañuelas. Así, las previsiones hablan de lluvia durante toda la jornada del Jueves de Pasión, pero anuncian una mejoría del tiempo que empezaría en la madrugada del Viernes de Dolores, continuaría el Sábado de Pasión y nos permitiría disfrutar en su totalidad del Domingo de Ramos.

Sin embargo, la cosa podría cambiar el Lunes Santo, cuando podrían aparecer los chubascos, sobre todo durante las horas centrales del día. Pese a ello, siempre serían dispersos y sin demasiada intensidad, descendiendo las probabilidades de agua según avance la jornada. A partir de ahí, y teniendo en cuenta que los modelos que se manejan resultan todavía algo inexactos, se estima que habría una bonanza meteorológica que llegaría hasta, al menos, el Martes de Pascua.

De este modo, sólo un día corre peligro de mojarse, aunque las predicciones en ningún momento hablan de que la lluvia fuese a estar presente de manera constante durante las 24 horas, por lo que queda margen para la esperanza. Y es que lo del año bonito fue demasiado bonito y, por desgracia, algo casi inusual en nuestra historia reciente, en la que el líquido elemento nos ha jugado malas pasadas. Después de un invierno plagado de borrascas y riadas, sería lo suyo que San Pedro, para compensar, decidiera cerrar el grifo y nos permitiera disfrutar, al completo, de nuestra Semana Santa.


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