sábado, 13 de marzo de 2010

Las primeras cucharadas

Queda poco más de una semana para que García Barbeito nos anuncie la Semana Santa sobre las tablas del Maestranza y ya esta tarde habrá barrios que comiencen de otra manera a hacer lo mismo. No será tras un atril y con las alforjas llenas de buena prosa y versos, sino de una manera mucho más clara y meridiana, con sus pasos en la calle. Y es que dentro de unas horas viviremos el primer anticipo de lo que aún está por llegar. Será, como está mandado en Sevilla, con un Cristo y una Virgen, que desfilarán no de manera conjunta, sino por dos barrios que se llenarán de incienso, marchas y costales. No habrá ni túnicas ni capirotes, pero la ciudad comenzará a experimentar sensaciones que cada año se repiten, que comienzan con las Vísperas y llegan a su punto culminante a partir del primer cortejo de nazarenos que veamos pasar.

Y es que hoy será el día grande de Santa Aurelia, donde a partir de las 17.45 horas se paseará la Virgen de la Caridad. Será la segunda vez que lo hará en Cuaresma, acompañada por la agrupación musical de La Redención y sin palio, evocando a aquella época tan lejana en la memoria de esta ciudad en la que las dolorosas procesionaban al modo en el que hoy lo hacen la Soledad de San Lorenzo o la de San Buenaventura. Un cuarto de hora después, pero en La Corza, será el momento del estreno cuaresmal del Señor del Perdón, al que le seguirá el séquito de plumas, tambores y cornetas que forma la banda de Los Desamparados y que llevará, por unas horas, el ambiente de cofradías a un barrio que en poco más de dos semanas se verá obligado a 'emigrar' al centro para ver alguna. 

Ambas salidas serán un heraldo de los días grandes de Sevilla, de las muchas salidas que tendrán lugar de aquí al Domingo de Resurrección. Para algunos, sólo el resultado de gente que juega a los 'pasitos'. Quizás pasan por alto que hace muchos años otros comenzaron haciendo lo mismo y hoy despiertan la admiración de los cofrades como hermandad. Y es que hoy, de reojo, se mira también al futuro, pero no al que podremos desvelar en unos años, sino al que dentro de un par de semanas podremos paladear. Dentro de unas horas tendremos ante nosotros las primeras cucharadas de esta peculiar medicina que a muchos, cada año, nos hace resucitar.

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