jueves, 2 de diciembre de 2010

La otra Navidad

Estando en diciembre, la mente nos transporta, aunque no queramos, hasta la Navidad. Sobre todo porque el calendario lo delata, como también las luces en las calles o los adornos de muchos bazares y tiendas que nos invitan a redecorar nuestras casas en estas fechas tan familiares. Así, en breve, todo serán preparativos para las numerosas comidas que se celebrarán con árboles y belenes como testigos, para el reencuentro entre parientes que quizás sólo se vean cuando el año está próximo a expirar, con turrones sobre la mesa y entre copas de champagne.

Pero también es tiempo de solidaridad, de pensar en esos que no tienen nada para disfrutar de unos días que ven como si fueran cualquier otro. Y para ello juegan un papel fundamental las hermandades, que desarrollan durante todo el mes de diciembre campañas de recogida de alimentos y juguetes para que aquellos que no pueden hacer cola en centros comerciales ni gastar dinero en mantecados y mazapanes. Es el caso de la de El Valle, que se prolongará hasta el día 19 o las operaciones carretilla que muchos grupos jóvenes llevarán a cabo a lo largo de los próximos fines de semana.

De este modo, las cofradías volverán a ponerse del lado de aquellos a los que, según dijo ese Niño que esperamos que nazca cuando fue mayor, pertenece el Reino de Dios, haciendo que la hermandad y cercanía que son inherentes a estas fechas no se queden en una promesa de boquilla, sino en toda una realidad. Igual que hacen el resto del año, aunque muchos no lo noten y se queden con el brillo de varales, bambalinas y canastillas, sin llegar a nada más. Quizás si ahondaran un poco sabrían que gracias a ellas muchos pueden disfrutar de una Navidad distinta, en la que con poco que se tiene no se necesita más.

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