Hoy, La Calzá vivirá un traslado de los más emotivos que cada año se llevan a cabo en Sevilla. Y eso que, del mismo modo, es de los más cortos que existen, de apenas unos metros, los que existen entre la parroquia de San Benito y la residencia de las Hermanitas de los Pobres, situada justo a su espalda. Hasta allí irá esta tarde la Virgen de la Encarnación, que, como est tradicional, pasará el fin de semana junto a los más mayores del barrio, devolviéndoles la visita que día a día realizan ellos en su casa.
De este modo, la Palomita de Triana reivindicará su condición de veterana de la calle Oriente, parándose a escuchar de cerca, sin altares ni rejas de por medio, lo que sus fieles quieren pedirle. Muchos, querrán salud, para volver a compartir horas junto a Ella, para poder recibirla el año que viene. Otros pedirán por sus familiares; quizás por un hijo que no tiene trabajo, un nieto al que le está costando la misma vida aprobar los estudios.... o Dios sabe qué. Porque eso quedará entre ellos, como secreto de esa especial jornada de conviencia que, como el Martes Santo, es a la vez igual que siempre, pero también diferente.
No en vano, seguro que la Virgen echará de menos a algunos que a lo largo de este año dejaron los paseos por el jardín de la residencia por las alturas. Esos a los que ya no les hace falta un traslado para estar a su vera, ya que pueden hacerlo sin problema durante todo el año. Por ello, hoy no faltará nadie en una casa de las Hermanitas de los Pobres que serán más ricas que nunca, ya que aún sin varales de plata ni ricos bordados, guardará entre sus paredes a uno de los trozos más grandes que se pudieron escapar del Cielo.
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