domingo, 26 de diciembre de 2010

Un veto que agoniza

Pues todo apunta a que estas serán las últimas navidades que viviremos antes de la que, muy presumiblemente, sea la primera Semana Santa con nazarenas en todas las hermandades. De hecho, ese es el deseo de Asenjo que, hasta tal extremo está seguro de que el veto femenino caerá en breve, no duda en afirmar tajantemente que las tres últimas hermandades que lo mantienen, la Quinta Angustia, El Silencio y El Santo Entierro, aceptarán sin problema su petición.

Y, en principio, debería ser así, al menos en teoría, por aquello tan manido de que las cofradías son iglesia y deben plegarse a los dictámenes de esta. Pero tampoco estaría de más tener ciertas reticencias, sobre todo cuando hay corporaciones como El Santo Entierro, que dijo abiertamente hace unos meses que ni se lo planteaban. No obstante, habrá que confiar en la seguridad que destila el arzobispo en relación a esta situación que parece tener los días contados (ya hablamos sobre ello aquí).

Por ello, tiene pinta de que Asenjo se va a hacer un hueco en la historia, gracias a ese mundillo que parece mirar por encima del hombro y al que, si quiere hacerse con la ciudad, debe acercarse de manera decidida y clara. Quizás este sea su primer paso para ello. Al menos, en este caso, servirá para lograr algo que hace años que debería haberse conseguido y que nunca se debió perder. Porque en apenas unas semanas debe ser oficial que cualquier persona, con independencia de lo que tenga entre las piernas, puede pasear por Sevilla con túnica, capirote y antifaz.

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