lunes, 17 de octubre de 2011

El Emperador de San Lorenzo

Sevilla tiene un emperador viviendo en sus dominios. Alguien a quien rinde pleitesía durante todo el año, cuya cara no aparece en las monedas pero sí prácticamente en cualquier lugar: carteras, casas, incluso en las lápidas del cementerio. Responde al nombre de Gran Poder y vive en San Lorenzo, en una basílica cuya estructura recuerda muy mucho al Panteón de Roma, al que los ciudadanos de la vieja metrópoli latina iban a rezar a sus dioses. Es más, cada Jueves Santo, cuando la Madrugá está a punto de despuntar, una centuria de soldados al modo de los que servían a Julio César le agasajan con sus cornetas y tambores, mientras una terna de nazarenos de rúan negro lo custodian.

Pero las analogías con el mandamás de la ciudad eterna no acaban ahí. De hecho, la restauración que se está llevando a cabo de su paso en el IAPH (recuérdala aquí) ha traído consigo una conclusión tremendamente sorprendente. Y es que, según los expertos, el perfil de la obra es similar a la cornisa de la iglesia de San Carlos, de Francesco Borromini, un templo situado en la Piazza delle Quattro Fontane y que pasa por ser uno de los templos más destacados de la capital romana. Todo, gracias a un trabajo de Ruiz Gijón del que sólo queda intacto su diseño, puesto que tanto el dorado como la policromía es del siglo XIX.

Así, existen razones más que de sobra para establecer paralelismos entre el Señor de Sevilla con los emperadores de la vieja Roma, aunque, como bien dijo cuando vino a la tierra en carne y no en madera, su "reino no es de este mundo". Quizás por ello, su devoción no entiende de años ni fronteras, ni de más batalla para extender sus dominios que la de una visita a su morada en pleno corazón de la vieja Híspalis. Porque jamás necesitó blandir una espada ni tener a su mando un ejército. Porque a pesar de ser simplemente el hijo de un carpintero, nuestra ciudad tiene un Emperador en San Lorenzo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario