Más papistas que el Papa

Este Arzobispado no dejará nunca de sorprendernos. Y esta vez no es por las frecuentes diferencias existentes entre Palacio y las hermandades desde que llegó Asenjo. No en vano, el protagonista de la última polémica ha sido el convento de San Leandro, uno de los más populares de la ciudad y que en los últimos tiempos se está viendo afectado por graves problemas económicos y de conservación. Por esta razón, la Compañía Lírica y el Orfeón de Sevilla lo eligieron como una de las sedes del IV Ciclo Musical en Conventos Hispalenses, algo que iba a permitir recaudar gran parte de los fondos necesarios para su rehabilitación.

Así, estaba previsto que los días 18 y 26 de este mes acogiera la representación de la ópera Carmina Burana y que los dos fines de semana siguientes hiciese lo propio con un recital de ópera y zarzuela. Pero el vicario general de la Archidiócesis, Teodoro León, ha tomado cartas en el asunto y ha suspendido la celebración de ambos espectáculos, alegando que, según reza la normativa de la Santa Sede, en un monasterio sólo pueden hacerse conciertos de música estrictamente religiosa. Sin embargo, y para rizar el rizo, la organización ya ha confirmado que el cartel pasará a ser puesto en escena en la iglesia de Santiago, algo que contradecería las razones expuestas por Palacio, puesto que serían aplicables a cualquier tipo de templo, sin excepción. Pese a ello, nadie ha dicho "esta boca es mía" en la plaza Virgen de los Reyes.

El caso es que por ser más papistas que el Papa, los correligionarios de Asenjo van a dejar a San Leandro sin una fuerte inyección económica que podría paliar en gran medida sus graves problemas. Porque sólo con la venta de yemas y pasteles, los donativos y las dotaciones económicas recibidas por el Arzobispado no hay suficiente para todo, aunque poco parece importar eso en Palacio. ¿No se podría hacer una excepción para ayudar en una situación tan comprometida? ¿No exige la Biblia ayudar a quien más lo necesita? Pero claro, una cosa es la teoría y otra muy distinta la práctica, aunque, desgraciadamente, hay quienes invierten y relativizan los términos con gran facilidad cuando les viene en gana.