Sin duda, la Semana Santa más lluviosa que recordamos sigue escociendo y mucho. Han pasado ya casi siete meses desde que el agua nos arruinó más de la mitad de los días grandes (recuérdalo aquí) y todavía nos lamentamos de lo que pudo ser y no fue, poniendo todas nuestras esperanzas en que la edición del año que viene, de la que nos separan apenas cinco meses ya, sea radicalmente distinta, con el sol campando a sus anchas por las calles más allá de las túnicas de ruan verde que llegan al centro desde El Plantinar en la tarde del Sábado Santo.
Y lo cierto es que, de momento, hay motivos para ilusionarse. Al menos, eso es lo que revelan las cabañuelas de Antonio Cimarro, uno de los grandes especialistas en este tipo de predicción meteorológica basada en la observación de la naturaleza, que avanza que no caerá una gota entre el Viernes de Dolores y el Domingo de Resurrección. De hecho, apunta que el mes de marzo será bastante lluvioso, ya que no descarta chubascos para prácticamente ningún día, las probabilidades irán descendiendo según se acerque el inicio de abril, fecha que, afortunadamente, coincide con el Domingo de Ramos, que tendrá lugar el día 1. Incluso, prevé que la primera semana de Pascua también será soleada, por lo que no habría ningún tipo de peligro para nuestras cofradías.
Sin embargo, habrá quien todavía tenga reservas para echar las campanas al vuelo, aunque cabría recordar que el mismo Cimarro ha clavado sus dos últimos pronósticos para la Semana Santa, por lo que no estaría de más en confiar en sus presagios. Máxime, cuando tenemos tantísimas ganas de resarcirnos de lo de este 2.011, en los que los programas de mano apenas llegaron a ser utilizados y la radio e internet fueron más precisos de lo estrictamente necesario. Por eso, soñamos con que todo cambie cuando la primavera vuelva a despuntar en la ciudad y, al menos, esperanzas de que ello ocurra ya nos van dando. Sólo queda que el tiempo las confirme. Ojalá.
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