viernes, 18 de noviembre de 2011

Desconocer y ganar

En más de una ocasión hemos hablado en este blog del desconocimiento manifiesto que muestran de Despeñaperros para arriba sobre nuestra Semana Santa (por ejemplo aquí y aquí). Pues bien, una vez más tenemos que hablar de ello y esta vez con el agravante de que quien ha metido la pata es precisamente uno de los programas televisivos con mayor fama cultural, el ya mítico 'Saber y Ganar', de La 2. Sin embargo, a tenor de lo sucedido, habría que matizar muy mucho el nombre del espacio presentado por Jordi Hurtado y casi modificarlo por 'Desconocer y Ganar'.

La razón es bien simple. En una de sus ediciones de esta semana se le realizó a un concursante la pregunta: ¿Qué Cristo es conocido en Sevilla como 'El Cachorro'? Y a la hora de facilitarle las opciones para elegir respuesta, oh sorpresa, no estaba la correcta, el Señor de la Expiración, obra de Ruiz Gijón. De hecho, se podía optar entre el Gran Poder y el Señor de la Salud de Los Gitanos, que no aparecía con su advocación, sino vinculándolo al nombre popular de su hermandad. Pero el ridículo no acaba ahí, puesto que el participante se decanta por el Gran Poder y la voz en off que juzga si se ha acertado o no se la da por correcta no sin antes recitar el trozo del Pregón de Carlos Herrera dedicado al Cristo de la Expiración, el verdadero y único Cachorro. Inaudito.

Es decir, que un espacio que se vanagloria de ahondar en el conocimiento de la cultura española como no lo hace ningún otro se permite el lujo de no saber identificar a la considerada por muchísimos expertos como obra cumbre de la imaginería del barroco sevillano. No, si al final va a ser verdad eso de "dime de que presumes y te diré de qué careces", porque un simple vistazo a cualquier libro o página de internet les habría evitado quedarse con las vergüenzas al aire y dar pie a que el público piense que si esto ha pasado, qué no ocurrirá con otras cuestiones sobre temas menos conocidos.

Y es que el patinazo ha sido de aúpa, aunque en Madrid no se le haya dado importancia, como cualquier otro  de los numerosos fallos relacionados con nuestra Semana Santa que cometen a diestro y siniestro. Total, ¿qué importancia tiene? ¿quién se va a quejar? Además, con lo lejos que queda de la capital del reino... A lo mejor es que Artur Mas fue quien se encargó de pensar la pregunta y como no nos entiende, al final se lió. Ellos allá, porque, como dicen, el saber no ocupa lugar y a poco que investigasen descubrirían que al final de la calle Castilla expira en Sevilla el Hijo de Dios. A ver cuál es la próxima...

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