El último domingo de noviembre viene marcado en rojo no sólo en el calendario, sino también en clave cofrade. Sobre todo a la vera del río, porque en sus inmediaciones y en programa de mañana se vivirá un ambiente que hará las delicias de cualquier capillita. No en vano, todo girará en torno a dos citas inexcusables, una marcada por el clasicismo y junto al Postigo. La otra, a los pies de la Torre del Oro y con una banda sonora que se hace indispensable en los días grandes, pero que también nos acompaña casi a diario a muchísimos de nosotros.
Curiosamente, será la segunda la que comience primero, hacia las 10.30 horas, cuando un año más Las Cigarreras rindan pleitesía como sólo ella sabe a Santa Cecilia, la Patrona de la Música. Así, celebrarán su tradicional certamen de bandas, en el que no sólo participarán las tres formaciones de la hermandad de Los Remedios, sino también la Municipal de Gerena, Virgen Morena de Ocaña (Toledo), Carmen de Su
Eminencia, Sol, Amor de Cristo de San Juan de Aznalfarache, Presentación al
Pueblo de Dos Hermanas, Jesús Nazareno de La Algaba, Encarnación de San Benito y Columna y Azotes de Écija. Todo para que la calle más larga de Sevilla, esa que en lugar de pavimento lleva agua, retumbe a los sones que marcan los latidos de los cofrades todos y cada uno de los días del año.
Y mientras, al mediodía, la Pura y Limpia del Postigo emprenderá el camino a la Catedral para celebrar allí los cultos que le servirán de antesala a su salida procesional del día 6. Curiosamente, lo hará mientras en la lejanía escucha a la banda de música que le acompañará cuando vuelva, la de Las Cigarreras, como anticipo de lo que está por venir en esa traca final cofrade que aún nos espera. Pero hasta que eso ocurra, el recogimiento será la nota predominante, con un silencio sólo roto por los ecos y el deseo del Postigo de verla de nuevo llegar a su casa sobre un paso. Y entre tanto, verá cómo se pierde rumbo hacia el corazón de la ciudad en una mañana en la que este no será el gran protagonista, porque la de hoy hay razones más que suficientes para pasarla obligatoriamente a la vera del río.
El último domingo de noviembre viene marcado en rojo no sólo en el calendario, sino también en clave cofrade. Sobre todo a la vera del río, porque en sus inmediaciones y en programa de mañana se vivirá un ambiente que hará las delicias de cualquier capillita. No en vano, todo girará en torno a dos citas inexcusables, una marcada por el clasicismo y junto al Postigo. La otra, a los pies de la Torre del Oro y con una banda sonora que se hace indispensable en los días grandes, pero que también nos acompaña casi a diario a muchísimos de nosotros.
Curiosamente, será la segunda la que comience primero, hacia las 10.30 horas, cuando un año más Las Cigarreras rindan pleitesía como sólo ella sabe a Santa Cecilia, la Patrona de la Música. Así, celebrarán su tradicional certamen de bandas, en el que no sólo participarán las tres formaciones de la hermandad de Los Remedios, sino también la Municipal de Gerena, Virgen Morena de Ocaña (Toledo), Carmen de Su
Eminencia, Sol, Amor de Cristo de San Juan de Aznalfarache, Presentación al
Pueblo de Dos Hermanas, Jesús Nazareno de La Algaba, Encarnación de San Benito y Columna y Azotes de Écija. Todo para que la calle más larga de Sevilla, esa que en lugar de pavimento lleva agua, retumbe a los sones que marcan los latidos de los cofrades todos y cada uno de los días del año.
Y mientras, al mediodía, la Pura y Limpia del Postigo emprenderá el camino a la Catedral para celebrar allí los cultos que le servirán de antesala a su salida procesional del día 6. Curiosamente, lo hará mientras en la lejanía escucha a la banda de música que le acompañará cuando vuelva, la de Las Cigarreras, como anticipo de lo que está por venir en esa traca final cofrade que aún nos espera. Pero hasta que eso ocurra, el recogimiento será la nota predominante, con un silencio sólo roto por los ecos y el deseo del Postigo de verla de nuevo llegar a su casa sobre un paso. Y entre tanto, verá cómo se pierde rumbo hacia el corazón de la ciudad en una mañana en la que este no será el gran protagonista, porque la de hoy hay razones más que suficientes para pasarla obligatoriamente a la vera del río.
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