sábado, 12 de noviembre de 2011

Momentos irrepetibles

Ayer fue un día histórico para la ciudad. Concretamente en las calles de Santa Clara, por donde paseó por primera vez, y presumiblemente única en su historia, la imagen del Señor de San Agustín, que fue trasladada desde San Roque para presidir los cultos que conmemoraban el primer cuarto de siglo de la parroquia, regentada por la orden religiosa que le da nombre (ya hablamos sobre ello aquí). Así, una de las devociones más grandes de la ciudad pudo conocer calles que probablemente no sabía ni que existía, entendiendo que su importancia va más allá de donde siempre ha vivido, una Ronda que hoy volverá a reencontrarse con Él.

Y ese momento coincidirá con una jornada con sabor a despedida, casi a punto final. Porque en apenas unas horas veremos salir al último Cristo de este 2.011. Será el del Perdón del convento del Socorro, todo un clásico de estas fechas y que nos dejará al amparo de unas Glorias que, como mandan los cánones, estarán presentes de nuevo. Para ser más exactos, en el Salvador, con una Virgen del Prado que llenará con sones de una agrupación musical una plaza en la que, curiosamente, dentro de poco más de un mes será el escenario del adiós definitivo a los pasos antes de cambiar el calendario, cuando la Virgen del Rocío entre coros de campanilleros.

Porque quedan por delante todavía seis fines de semana para que estrenemos 2.012, pero ya empezamos a ser conscientes de que las cosas van a ir cambiando poco a poco, que los momentos que nos restan por vivir en este poco más de mes y medio ya serán más irrepetibles de lo normal. Porque ya no volveremos a ver al Cristo de San Agustín por Santa Clara, ni un Crucificado por las calles ni sonarán más marchas tras un paso en el Salvador. Y es que, como solemos decir hasta la saciedad aquí, el tiempo avanza a pasos agigantados, dejando cada vez más cosas atrás y acercándonos, de manera firme y decidida, hacia un nuevo Domingo de Ramos que ya atisbamos en el horizonte. Hoy, ya queda menos.

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