En Las Aguas ya han hecho la carta a los Reyes Magos. Da igual que todavía quede algo más de un mes para que lleguen desde Oriente, que en la calle Dos de Mayo lo tienen tremendamente claro. De hecho, ya se han puesto manos a la obra para conseguirlo, porque su deseo no es otro que ver a la Virgen del Mayor Dolor en todo su esplendor. Por eso, ayer se despidieron de Ella hasta después de las Navidades, con una misa para pedir porque todo salga bien y que el viaje que emprenda hoy traiga consigo los mejores resultados posibles.
Y no es porque vaya a ir muy lejos. Irá a pocos kilómetros de Sevilla, al Aljarafe. Allí le dará cobijo el autor de su vecina la Virgen de Guadalupe, Luis Álvarez Duarte, que ejercerá de paje de sus Majestades. Él ayudará con sus gubias a que el deseo de los hermanos de la cofradía del Arenal se haga realidad, estudiando en profundidad de su estado, llevando a cabo un proceso de limpieza y conservación de la talla que le permita volver a lucir como cuando nació allá por el siglo XVIII, cuando salió del taller, según los expertos, de Montes de Oca.
Sin duda, ese será el mejor regalo posible para sus devotos, para aquellos que tarde sí y tarde también la visitan en su capilla y que durante este mes en el que no estará en su altar la echarán tremendamente de menos, igual que el Señor de Las Aguas. Mientras tanto, esperarán su vuelta con la ilusión del día de Reyes, de esa mañana en la que los sueños se hacen realidad y todo parece al alcance de la mano. Y es que en apenas cuatro semanas la Virgen del Mayor Dolor rejuvenecerá casi 200 años de un plumazo. Quizás porque en la calle Dos de Mayo este año han sido muy buenos y, simplemente, se lo han ganado.
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