Innovación para anunciar las Glorias

Pese a que todavía continúa con nosotros la resaca de la Semana Santa, Sevilla ya mira a las Glorias. Y no sólo por la cercanía del mes de mayo, del que apenas nos separan 20 días, sino porque desde ayer conocemos cómo es el cartel anunciador de este periodo litúrgico. Su autor ha sido el joven Daniel Franca, quien ha creado una obra absolutamente innovadora, prácticamente sin comparación con otras anteriores y que, a buen seguro, no va a dejar indiferente a nadie que lo vea, recibiendo, probablemente, tantos elogios como críticas. Y es que, a primera vista, es una pintura que choca, que llama la atención y obliga a pararse a observarla detenidamente. Sobre todo porque hay que tomarse un tiempo para caer en la cuenta de cual es su motivo principal. Se trata de la capilla de la Virgen de la Antigua, de la Catedral, que aparece sumida y ligeramente difuminada en un haz de luz que parte del centro de la misma hacia sus extremos y que, además, provoca reflejos en el suelo. De este modo, el autor ha querido rendir su particular homenaje a una devoción hispalense antiquísima, pero que pasa demasiado desapercibida actualmente.

No en vano, se trata de una de las tres Vírgenes de carácter mural de la ciudad (las otras son la de Rocamador de San Lorenzo y la del Coral de San Ildefonso), pero también la que escuchó las oraciones de Cristobal Colón antes de que este partiese rumbo al descubrimiento de América. Es más, incluso fue Coronada Canónicamente en 1929, aunque, desde entonces, y quizás porque no se trata de una imagen procesional, ha caido en un ostracismo que puede que comience a abandonar ahora.

Porque, aunque no se vea realmente en el cartel su imagen, sí que se puede identificar la capilla en la que está, invitando al espectador a buscarla y verla en toda su plenitud. Al modo en el que el cartel de las Glorias debe hacer con el periodo letífico, incentivando a la gente a disfrutar de sus procesiones, a vivirlas de cerca. Así, Franca, aunque de un modo tremendamente innovador, ha sabido enlazar su pintura con su tradicional función. Ahora, será Sevilla quien decida si lo ha hecho de manera acertada, sobre todo desde el punto de vista estilístico, o se ha pasado de moderno. Ya la obra está acabada, pero el debate queda abierto.