domingo, 29 de abril de 2012

Milagro de Viernes Santo

Hay escépticos que dicen que los milagros no existen; que son sólo la explicación simplista e irracional que muchos dan a sucesos que escapan casi por completo a la lógica. Aunque hay veces que, como también defendió cierto sabio hace mucho tiempo, la teoría más sencilla se convierte en la más acertada. Sobre todo cuando tienen lugar hechos como los que se desarrollaron durante la mañana del pasado Viernes Santo en las inmediaciones de los Jardines del Valle, en pleno templo de Los Gitanos.

Allí, hacia las 13.30 horas, una nazarena finalizaba su estación de penitencia y coincidiendo justo con la entrada del palio de la Virgen de las Angustias recibía una gran noticia: su marido, que llevaba años en lista de espera para un trasplante de riñón, había sido trasladado al hospital Virgen del Rocío, ya que había aparecido uno compatible con él. En este sentido, muchos podrían hablar de simple casualidad, salvo por un detalle que resulta de lo más curioso: la Reina de Los Gitanos es la Patrona de los Donantes de Órganos.

Pese a ello, habrá quien siga pensando que sólo se trata de un capricho del azar, de una coincidencia sin más. Pero está más que claro que los protagonistas de la historia, como muchísimo otros, pensarán todo lo contrario. ¿Hubiese pasado lo mismo si la lluvia del Jueves Santo hubiese impedido la salida de la hermandad durante la Madrugá? ¿No se rompió en dos aquel frente que amenazaba con descargar agua aquella noche sobre Sevilla en el último momento? ¿Pasamos por alto que la cofradía entró antes de tiempo por la previsión de precipitaciones? Demasiados cabos sueltos como para dar una explicación racional al respecto. Quizás, porque la más contundente es que la Virgen de las Angustias, por su 75 Aniversario (recuérdalo aquí), quiso devolver todo el amor que le han dispensado durante este tiempo sus devotos con un auténtico milagro.

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