jueves, 5 de abril de 2012

Presagios y cofradías

Jueves Santo. Día de mantillas y colas a las puertas de los templos. De tradición y víspera de una noche en la que las magias campará a sus anchas por cada recodo de la ciudad. Jornada de oficios y sagrarios, pero también de bullas y pasos. Comenzando en la calle Recaredo, con una de las cofradías más antiguas de la ciudad, la de Los Negritos, que volverá a evangelizar las calles con dos de los pasos más originales de nuestra Semana Santa: el del Crucificado de la Fundación, único que procesiona en Sevilla entre faroles, y de aires orientales de la Virgen de los Ángeles.

Mientras, en Los Remedios, los sones de Las Cigarreras apagarán los chasquidos del látido que flagela al Señor de la Sagrada Columna, tiñendo de raso morado un  cortejo que precede a esa joya del clasicismo cofrade que es la Vigen de la Victoria. Por su parte, en Los Terceros, Jesús será izado de nuevo a media tarde, en el misterio de una hermandad de La Exaltación que regresa a su sitio habitual en el día (recuérdalo aquí) y volverá a mostrar al mundo la belleza que alberga el llanto desconsolado de la Virgen de las Lágrimas.

Poco después, la calle Feria se convertirá en el Huerto de los Olivos para que Jesús ore a su Padre en Montesión. Como también lo hará en su palio la Virgen del Rosario, la única que es capaz de desafiar a los horarios de la jornada y robarle tiempo a la Madrugá. Como también desafía, pero a la gravedad, el Señor del Descendimiento de La Quinta Angustia, por el que su Madre, a la que le sobra pena pero ya no le quedan lágrimas, ruega al cielo, como nosotros, para que no se caiga.

Y cuando caiga la tarde y Sevilla se empiece a llenar de plumas y corazas que presagien lo que aún está por llegar, la luna se asomará a su balcón para ver cómo el tiempo se detiene en la Anunciación. Lo hará reflejándose en los espejitos del misterio de la Coronación de Espinas, asistiendo a cómo el Señor con la Cruz al Hombro se encuentra con las Santas Mujeres en la calle de la Amargura y perdiéndose en el romanticismo que desprende a su paso la Virgen del Valle.

Será entonces cuando el Salvador guarde silencio para escuchar si Pasión ha solventado el único defecto que le encontraba Martínez Montañés, para ver si al fin respira. Sólo será capaz de cambiar esa banda sonora el palio de la Virgen de la Merced, que este año, por fin, podrá estrenar el acompañamiento musical de la Oliva de Salteras que aprobó la corporación en 2009, pero que un recurso (míralo aquí) y la lluvia han demorado hasta ahora. Así, al compás de esa imagen nueva para todos pero que ya vivieron nuestros antepasados, el reloj irá marcando el camino hacia una madrugada sin almohadas, en la que todos los sueños de la ciudad andarán uno detrás de otro y sin solución de continuidad por la Campana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario