domingo, 8 de abril de 2012

Todo vuelve a empezar

Ahora sí que sí. Se nos va definitivamente la Semana Santa de 2012. Como siempre, ha pasado delante de nuestros ojos casi sin darnos cuenta, sin piedad pese a haberla esperado tantísimo. Sólo resta el último suspiro, ese que tiene principio y final en la ojiva de Santa Marina y que, para los más puristas, es poco menos que una propina que nadie debió pedir. Pero qué bueno que alguien, Bueno Monreal, no sólo la reclamase, sino que la impusiese, regalándonos el mejor epílogo posible para los días grandes.

Porque, ¿qué sería de un Domingo de Resurrección sin una mañana de bullas en el centro entre nazarenos blancos de capa? ¿sin esa alegría que desprende una cofradía lasaliana que desafía sin reparos a la melancolía que ya se ha hecho con nosotros? Es la magia que desprende la hermandad de El Resucitado, la misma que pasea por la ciudad el pasaje iconográfico que da sentido a nuestra fe y que demuestra cada año que la Gloria no está reñida con la penitencia, porque es capaz de fundir a la perfección ambas tendencias.

La mejor muestra es su Virgen de la Aurora, que ya no llora no porque no le queden lágrimas, sino porque ya no hay motivos para ello, porque su Hijo ha vencido una vez más a la mismísima muerte. Como la espera vuelve a ganarnos la batalla a partir de hoy, cuando los candelabros de cola de su palio azul se pierdan en Santa Marina bajo los sones de Amarguras; o en el instante en el que San Gonzalo entre en silencio en su parroquia, esperando con ansia un nuevo Lunes Santo. Será el momento en el que todo acaba. O quizás, el instante en el que todo empieza. Porque ya iniciamos otra cuenta atrás. Y es que el 23 de marzo, volverá a ser Domingo de Ramos.

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