sábado, 28 de abril de 2012

Visto y no visto

Casi sin que nadie tuviese tiempo para darse cuenta. Así se ha desarrollado la primera de las restauraciones de un titular de nuestras cofradías tras la Semana Santa. Ha sido en San Pablo, donde el Señor Cautivo y Rescatado ha pasado los últimos días junto a su autor, Luis Álvarez Duarte, para ser sometido a unos pequeños arreglos que mejoren su estado de conservación, que, pese a lo que muchos han venido especulando en los últimos tiempos, era óptimo.

De hecho, los retoques que se le han hecho han sido casi anecdóticos y con un mero carácter funcional. No en vano, se le ha cambiado el sistema de articulaciones de su parte superior, que hasta ahora era de galleta, por otro de bolas, lo que facilitará a sus vestidores las tareas para cambiarle la túnica. Además, y para evitar que su tronco pueda sufrir desperfectos debido a los pinchazos de los alfileres, se le ha confeccionado un corpiño de cuero para protegerlo, al modo del que, por ejemplo, también lleva el Señor de la Cena.

Cierto es también que, aprovechando su presencia en el taller, se ha reforzado la peana, a fin de evitar posibles sustos. Aunque todo se ha finiquitado ajustándose a los tiempos y formas previstos inicialmente. De hecho, el Señor ya se encuentra de vuelta en su altar, esperando como sus hermanos que pasen ya los menos de once meses que nos separan de una nueva Semana Santa, a ver si esta vez, y tras dos años de ausencia por las calles de Sevilla y tres sin pisar la Catedral, puede volver a disfrutar de su estación de penitencia con total normalidad.

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