domingo, 31 de marzo de 2013

'Alea jacta est'

Definitivamente, se acaba esta Semana Santa. Lo hace como siempre con un Domingo de Resurrección de aires lasalianos y con Santa Marina como centro neurálgico, aunque, quizás, con más prisas de lo acostumbrado. De hecho, hasta el reloj quiere adelantar este adiós y por eso se adelantó la pasada madrugada, cuando aún quedaban por las calles nazarenos de La Trinidad y los de La Resurrección estaban tan sólo formando sus tramos. La espera tiene ganas de volver a protagonizar nuestras vidas, iniciando otra cuenta atrás que termine con la llegada de un nuevo Domingo de Ramos.

Aunque todavía queda un último consuelo antes de que activemos los contadores de nuevo, el de ese paso de misterio que da sentido a nuestra fe y que apenas necesita a un ángel y un Cristo. Se trata del Resucitado, que llegará a la Catedral coincidiendo con los primeros rayos de sol y que aglutinará a la bulla a su alrededor según avance en su camino de vuelta a casa, que, como suele ser costumbre, tendrá lugar en loor de multitudes. Porque nadie se querrá perder detalle, ni de su paseo ni del de su Madre, una Virgen de la Aurora a la que se le adivina por momentos la sonrisa en la cara, al saber que su Hijo, un año más, ha cumplido su palabra, volviendo a la vida de madrugada.

Y en cuanto, entre los últimos sones de Amargura, las puertas de Santa Marina se cierren, llegará el momento de la nostalgia, esa que nos acompaña ya desde el Viernes Santo (a algunos, incluso, desde antes) y que se hará más presente si cabe mañana mismo, cuando caigamos en la cuenta de que justo con un año de diferencia arrancaba oficialmente la Semana Santa de 2012. Sólo queda el consuelo de lo que hemos vivido y disfrutado en estos días en los que la ciudad ha sido diferente, fijándonos una nueva fecha en nuestro camino, la del 13 de abril de 2014, cuando todo empezará de nuevo. Porque ya queda menos para otro Domingo de Ramos.

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