miércoles, 13 de marzo de 2013

De Pureza al juzgado

Uno de los grandes proyectos que ha estado llevando a cabo la hermandad de La Esperanza de Triana en los últimos tiempos ha sido el del retablo del Señor de las Tres Caídas (recuérdalo aquí), una obra colosal ideada en su momento por Guzmán Bejarano para su Cristo y cuya ejecución podría acabar en los tribunales. Al menos, eso ocurrirá si de aquí al próximo 17 de abril, miércoles de Feria para más señas, el taller que llevan los herederos del maestro no finiquitan los últimos detalles del mismo, que según la corporación de la calle Pureza están recogidos en el contracto.

Por ello, y tras agotar todas las vías amistosas, la cofradía ha pedido por burofax que los trabajos se lleven a cabo en el plazo máximo de 45 días, apuntando que, en caso contrario, decidirían romper unilateralmente cualquier tipo de vínculo existente entre las partes. De igual modo, no se descarta emprender acciones legales contra Manuel Guzmán, al que acusan de no acabarlo todo en tiempo y forma. Por ello, no se le pagarán 14.700 euros que aún se le adeudan de los 270.000 en los que está valorado el retablo completo. Mientras, el taller demanda más dinero para seguir, dando lugar a una situación en la que aún se desconoce cuándo podrán colocarse piezas como los arcángeles que coronan el ático del altar.


Así las cosas, la tensión se puede cortar con un cuchillo, empañando un proyecto tan colosal como emotivo y que, a buen seguro, merecía otro desenlace. No en vano, el divorcio entre las partes parece claro e irrevocable, llegando a un punto de no retorno en el que todos, en mayor o menor medida, salen perjudicados. Y mientras, el Señor de las Tres Caídas asistiendo asombrado a tantos tiras y aflojas, pensando que quizás hubiese sido mejor no abandonar su sitio de siempre para verse enmarcado en un retablo que está a la altura que Él merece, pero que ha traído consigo demasiados quebraderos de cabeza.

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