Llegamos al antepenúltimo viernes de Cuaresma, una fecha que, pese a no estar marcada a rojo en ningún calendario, sí que trae consigo un detalle que nos pone más cerca de los días grandes. Se trata de un acto que, por momentos, nos evocará la tarde del Jueves Santo y que tendrá lugar entre San Román y Los Terceros. Allí, con la calle Sol como testigo, se procederá al traslado de los titulares de La Exaltación a la sede canónica de La Cena, desde donde realizarán, un año más, su estación de penitencia, mirando de reojo a unas obras que parece que jamás permitirán la reapertura de Santa Catalina.
Y mientras el Señor de la Exaltación y la Virgen de las Lágrimas avanzan con paso firme hacia una nueva Semana Santa, varias feligresías centrarán su atención en los Vía Crucis. Como el del Señor del Mayor Dolor por San Lorenzo, pensando quizás en que algún día, quizás no muy lejano, pueda acompañar a los titulares de La Bofetá en la tarde-noche del Martes Santo. O en Rochelambert, donde el Señor de la Paz irá poniendo a todos en situación, preludiando un Sábado de Gloria que rozamos con la puntita de los dedos y en el que paseará por su barrio acompañado por su Madre de la Misericordia. Igual que en Juan XXIII, donde por segundo año consecutivo paseará el Señor del Poder.
Además, será noche de marchas en La Macarena, donde tocará el Carmen de Salteras; La O, que escuchará a Las Cigarreras; Los Gitanos, que se deleitará con los sones de su propia agrupación; El Cachorro, que hará lo propio con la Oliva de Salteras, y La Resurrección, que verá el aire al compás que marque Virgen de los Reyes. Entre tanto, los "ya queda menos" se habrán disparado junto a Los Terceros, en ese traslado que no es uno más, sino el que deja entre ver que la espera apura sus últimos cartuchos, que el tiempo pasa y nuestro sueño, por fin, se va consumando. Porque sólo quedan dos semanas para ver nazarenos por las calles y un par de días más para que sea Domingo de Ramos
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