jueves, 16 de mayo de 2013

Cuando la Aldea queda más cerca

En estos días, la distancia que separa Sevilla y Huelva parece más exigua que nunca. Sobre todo, cuando desde la capital hispalense se mira hacia Almonte y más concretamente a la Aldea del Rocío. No en vano, vivimos ya en plena Romería de la 'Blanca Paloma', a la que muchos irán a visitar como cada año, soñando despierto con esa mañana de Pentecostés en la que la 'Reina de las Marismas' se pasee en loor de multitudes por sus dominios, esos a los que regresó hace apenas unos días después de pasar los últimos meses junto a aquellos que más la quieren y la sienten, los propios almonteños.

Aunque aquí, a la vera del Guadalquivir, también se le tiene una tremenda devoción que crece sin parar. Si no, que pregunten por Tablada, desde donde ya ha partido la Castrense en el primer camino que hará como hermandad filial rociera (recuérdalo aquí). Lo mismo ha ocurrido con las de El Cerro, Triana y La Macarena, a las que se unirá en la mañana de hoy el Salvador y Sevilla Sur, cerrando ese sexteto lleno de romeros y carretas que desafiará a las distancias llegando a la Ermita casi sin darse cuenta, devorando kilómetros sin descanso entre la ilusión y el ansia por reencontrarse con Ella.

Porque así lo mandan los cánones, incluso por estas latitudes en las que en cuanto se acerca Pentecostés se deja a un lado el capirote, las cornetas y los tambores para acercarse a una de las devociones más universales. Como si la Aldea estuviese aquí mismo, como si muchos se hubiesen criado correteando entre las marismas, acompañados por los ecos de la flauta y el tamboril. Por eso, Sevilla ya va andando por las arenas, acudiendo a esa cita que tiene marcada en rojo en su calendario, buscando a la 'Blanca Paloma' y cayendo en la cuenta de que entre devoción y tradición, por estas fechas, su ermita parece que está mucho más cerca.

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