El año pasado, y de manera momentánea, la iglesia de San Antonio Abad se convirtió en capilla. Fue con motivo de las obras que se estuvieron realizando en su cúpula y que sirvieron para rescatar del ostracismo unos frescos de bellísima factura (recuérdalo aquí). Pues bien, este año, la situación volverá a repetirse, toda vez que la junta de gobierno de la 'Madre y Maestra' ha dado su visto bueno a que comiencen los trabajos de recuperación de una de las zonas sobre la que ya se desarrollaron los trabajos en 2012, pero que, a diferencia de otras, quedó relativamente ennegrecida.
Por eso, ya se están volviendo a montar los andamios y se ha decretado que la Virgen de la Concepción reciba en su altar al Nazareno, al que flanqueará a un lado mientras que San Juan Evangelista lo hace al otro. De igual modo, y para evitar problemas derivados del polvo, el Señor cambiará su tradicional cruz de carey y plata por una cuadrada de madera. Todo, mientras duran unos trabajos que llevará a cabo José Fernández López terminan de poner en valor los frescos que pintó allá por el siglo XVIII Domingo Martínez.
Como consecuencia, los cofrades y curiosos ya tienen un motivo más para acercarse al templo de la primera de la Madrugá, que volverá a ofrecer una estampa añeja y llena de solemnidad, donde el recogimiento no sólo lo pondrán las buenas maneras de esta hermandad a la hora de rendir culto a sus titulares, sino también la momentánea falta de espacio para hacerlo como hasta ahora. Aunque todo sea para dar mayor magnificencia a un templo que dejó hace siglos de ser un convento para ser la sede canónica de la Decana de nuestras cofradías, el mismo al que vuelven las obras para que brille aún más si cabe.
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