Más planes a todas horas

Ayer hablábamos de una jornada tremendamente completa en clave cofrade y hoy, de nuevo, tenemos que hacer casi lo mismo. Cierto es que, a priori, vendrá con un programa algo más liviano, pero que también nos obligará levantarnos temprano. Por ejemplo, en San Lorenzo y El Porvernir, donde celebrarán sus procesiones eucarísticas, acercándonos por momento a ese mes de junio que en la ciudad trae bajo el brazo la presencia del Santísimo y que en este 2013, por cuestiones de calendario, se va adelantando haciendo que el Cuerpo de Cristo se pasee ya por los barrios antes de que nos demos cuenta siquiera de que hemos estrenado el mes de mayo.

También será una mañana especial en San Julián, donde habrá un Rosario de la Aurora con la Virgen del Rosario, quien visitará el Convento de Santa Paula, lugar en el que presidirá una misa que precederá a su regreso al templo de la vera de la Puerta de Córdoba. Cuando atraviese su ojiva, a primera hora de la tarde, será el momento de reponer fuerzas y esperar lo que aún estará por llegar, puesto que habrá que preparar el cuerpo para reencontrarse con las Glorias de Sevilla en su más pura esencia, en la zona de la Costanilla, donde podrán quitarse así el mal sabor de boca que les dejó el último y pésimo Viernes Santo.

Será junto a la Virgen de la Salud de San Isidoro, que un año más volverá a teñir del color azul de su manto la Alfalfa, convirtiéndose en la primera representación de la Madre de Dios que sale en procesión en este periodo letífico que acabamos de empezar a paladear y que tan gratos momentos debe depararnos. Y todo impregnado de ese clasicismo que destila esta imagen que es custodiada en su paso por los mismísimos ángeles y a la que no pararán de llegarle plegarias, ya sean en relación a su nombre o por cualquier otra razón, en cada chicotá. Todo se deberá no sólo a los tiempos que corren, sino también a lo muchísimo que la echábamos de menos, como también a estos días en los que las cofradías toman las calles sin solución de continuidad, haciendo que la ciudad, por momentos, parezca un trocito de cielo.