Ya es definitivo, la Virgen de la Concepción de La Sed tendrá que pasar por el taller. Así lo decidieron por unanimidad los hermanos de la corporación nervionense en un cabildo extraordinario celebrado la pasada semana (ya lo avanzamos aquí). De este modo, la talla volverá a estar durante unos días, ocho según las previsiones iniciales, bajo la atenta mirada de su autor, Antonio Dubé de Luque, que le intentará devolver la lozanía que la imagen siempre ha tenido y que, con el paso de los años, ha perdido en parte, aunque resulte absolutamente recuperable después de una pequeña intervención.
Y de ello se encargará su propio 'padre', que la recibirá en su casa de Triana para proteger su tronco de los alfileres que sujetas sus ropas y mejorar el estado de su policromía, prestándole especial atención a esos ojos azules que han enamorado a tantísimos cofrades a lo largo de todos estos años. Una intervención de poca importancia, pero que la junta de gobierno de la segunda del Miércoles Santo ha tenido a bien proponer para que la Virgen vuelva a rejuvenecer, mostrándose en todo su esplendor, como Ella merece.
Es más, para que todo vaya por el mejor camino posible, una comisión de seguimiento estará pendiente en todo momento de cuanto ocurra, si bien no sería necesario. Porque pasará por las mismas manos que la mimaron para sacarla de la madera y asombrar a toda Sevilla, la misma que estará contando los días para verla como nueva. Será casi sin que dé tiempo para notar su ausencia, aunque sus fieles sí que la echarán de menos, pese a que esté junto a su 'padre', quien mejor la conoce, y no le vaya a faltar de nada, ni siquiera las peticiones de aquellos que querrán verla cuanto antes de nuevo en su casa, para volver a rezar a su lado.
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