lunes, 10 de junio de 2013

Sin querer tocar nada

Que la Madrugá es una jornada que tiene sus horarios, y casi también sus itinerarios, cogidos con alfileres era algo conocido por todos desde hace muchísimo tiempo. Pero actualmente parece que esta situación ha quedado más clara que nunca, abriendo de par en par un debate sobre qué cambios deberían introducirse para evitar tapones en zonas como la calle Cuna (donde se encuentran Los Gitanos y La Macarena) o Reyes Católicos (con El Gran Poder y La Esperanza de Triana), sobre todo porque hay hermandades que ya están moviéndose para que, ya sea por acuerdo entre todas o por petición expresa del Consejo, haya novedades de cara al año que viene.

En muchos medios se ha hablado en este tiempo de que hay cinco corporaciones que están de acuerdo en eso de que ha llegado la hora de aplicarse esa máxima de "renovarse o morir", aunque la que queda, La Macarena, parece no estar ni mucho menos por la labor de dar su brazo a torcer y variar su vuelta a casa pasando por la Alfalfa. Es más, el propio hermano mayor de la corporación, Manolo García, no dudó en declarar en una entrevista concedida a 'Diario de Sevilla' que no sopesa introducir esa variación porque, como recordó, su cofradía nunca ha variado su recorrido y no está dispuesta a prescindir del paso por zonas tan sentimentalmente importantes para ella como La Anunciación, La Encarnación o Sor Ángela. 

Tanto es así que llega a insinuar, a título personal eso sí, que si todo el mundo acusa a la corporación del Arco de ser la causante de problemas se plantearía muy seriamente pedir un cambio de día para su salida, haciéndolo en la madrugada del Jueves Santo, no en la del Viernes. García incluso deja abierta la puerta de hacer esa petición al Consejo o el Arzobispado si se llegase al caso, no sin invitar antes a otras cofradías a pensar en modificar sus itinerarios, ya que antes ya lo hicieron.

Y, como era de esperar, la polémica que ha acompañado a estas palabras ha sido tremenda. Porque en El Gran Poder no paran de recordar que la hermandad ha tenido que sacrificarse y dar un rodeo por el Arenal para volver a casa sin provocar parones o retrasos. Por no hablar de cómo se comprimen El Calvario y La Esperanza de Triana hasta límites insospechados en la zona de La Magdalena para lograr lo mismo o Los Gitanos entre Orfila y el Duque, conscientes de que además hay quienes les conminan a desviarse por la Alameda para arreglar las cosas. ¿Por qué no puede haber la misma exigencia en relación a La Macarena?

Quizás, porque no se han tenido en cuenta detalles importantes como que por cuestiones de sentimentalismo no se puede ir en contra del interés general ¿Pesan más los años en La Anunciación que los nazarenos apretujados de Los Gitanos? ¿No se podría optar por bajar por Puente y Pellón desembocando casi en el mismo sitio y ganando tiempo y espacio? ¿Por qué el resto sí tiene que renunciar a cosas mientras la corporación de San Gil sigue campando a sus anchas y yendo por libre?

Cierto es que gran parte de culpa del problema de la Madrugá lo tiene el tiempo de paso de cada hermandad en Carrera Oficial, insuficiente a todas luces. En este sentido, sólo habría dos posibilidades: aumentarlo o, en su defecto, tirar de números 'clausus' para los cortejos. Pero, más allá de eso, habría que plantearse la situación de manera global, tirando de ese tan manido dicho de que en esa noche sólo hay una cofradía que empieza en la cruz de guía de El Silencio y termina en el palio de la Virgen de las Angustias de Los Gitanos. Sólo así se puede obrar en consecuencia con el significado de la palabra hermandad, esa que se conjuga demasiadas veces en singular olvidando que, para que tenga sentido, debe partir del respeto al plural.

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