La vista siempre agradece una visita a la parroquia de San Andrés, que tras su maratoniana restauración a finales del siglo pasado puede pasar, tranquilamente, por ser una de las más cuidadas de toda Sevilla. Pero sobre todo en estos días resulta más obligatorio si cabe pasarse por allí, puesto que su altar mayor presenta una estampa diferente, al menos para lo que ha sido tradición siempre por estas fechas, evocando cultos que tienen lugar durante la Cuaresma y, cómo no, a un Lunes Santo que poco a poco vemos como se sigue acercando hacia nosotros.
Y es que con motivo del hermanamiento de Santa Marta con la basilica del Santo Sepulcro de Jerusalén, la corporación ha decido montar todo el misterio al completo en el principal punto de la iglesia, aunque, eso sí, no al modo exacto en el que procesiona por las calles de la ciudad, sino partiendo de una perspectiva apaisada y que ya Luis Ortega Bru desarrolló en los bocetos iniciales de esta obra. En este sentido, la estampa podrá disfrutarse hasta el domingo, cuando se llevará a cabo una misa en la que los Hermanos Franciscanos Custodios de Tierra Santa harán entrega a la junta de gobierno del título que acredita este hermanamiento.
Aunque, al margen de todo ello, lo verdaderamente curioso será que, por unos días, San Andrés evocará en su altar mayor el Lunes Santo. Cierto es que lo hará con una disposición distinta a la habitual y sin paso, pero sí recreando una escena que hace enmudecer a cualquiera cuando cae la tarde de la segunda jornada oficial de los días grandes. Sin duda, una razón más para no escatimar en visitas a este templo que, probablemente, durante esta semana esté recibiendo a más fieles que de costumbre. Y es que las ganas aprietan y hay que buscar cualquier mecanismo para calmar las ansias de cofradías. Algo que, gracias a un hermanamiento con Tierra Santa nos está permitiendo hacer Santa Marta.
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