sábado, 16 de noviembre de 2013

Como una metáfora

Arranca un nuevo fin de semana, el tercero de noviembre, y, como mandan los cánones, los cofrades hispalenses se preparan para vivir su tradicional ración de pasos. Esta vez, y en consonancia con el calendario, sólo tendremos una cofradía en la calle, aunque no de cualquier modo, sino recordándonos todo lo que aún está por llegar, en cuanto lleguemos a estas mimas alturas de abril de 2014. No en vano, será entonces cuando, como ocurrirá por unas horas, el corazón de la ciudad se llenará de marchas, bullas e incienso, teniendo como centro neurálgico de todas las emociones la plaza del Salvador y una rampa.

Claro está que, esta tarde, todo será a menor escala. Empezando por la propia rampa, que por tamaño parecerá la hija de la que veremos cuando llegue la Cuaresma, aunque cumplirá la misma función, dejar que una procesión abandone la colegial para reencontrarse con el pueblo. En esta ocasión, será la Virgen del Prado, en cuya recoleta figura se centrará la atención de todos los 'capillitas' que no se conformen con videos y dvds para satisfacer sus ganas de cofradías. Mientras, la banda de metales de Santa Cecilia, en un guiño a ese día 22 en el que celebraremos su festividad, será la encargada de poner la banda sonora.

Todo como un ensayo para que las cosas salgan perfectas dentro de algo menos de cinco meses, cuando ese mismo punto y, esperemos, a plena luz del sol, se llene de pequeños nazarenitos blancos precediendo al misterio de La Borriquita. Hoy, sin embargo, la situación será más íntima, en clave letífica y sirviendo de anticipo y aviso de que estamos en la recta final de otro año cofrade, que, curiosamente, se cerrará también en el Salvador, el próximo 22 de diciembre con la Virgen del Rocío. Y es que, por todo ello, queda claro que la procesión de la Virgen del Prado no es una más, sino una perfecta metáfora de lo que tenemos en nuestros ojos, lo que tuvimos y lo que vendrá.

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