sábado, 30 de octubre de 2010

A mí la legión

Apenas lleva unos meses en el cargo y Monseñor Asenjo todavía no ha sido capaz de ganarse el favor de gran parte del mundo cofrade sevillano. Sobre todo, porque parece que aún no se ha enterado de cómo funciona la religiosidad en esta ciudad, algo que, por otro lado, parece que ni siquiera le interesa conocer. Más que nada, porque desde que asumió el cargo ni se le ha visto preocupado por conocer advocaciones ni costumbres propias de la capital hispalense, sino que ha ido tirando con conocimientos más o menos generales, pero muy superficiales, para llevar a cabo su ministerio.

Pero, a pesar de todo esto, se conoce que el arzobispo anda agobiado. Sí, porque se ha visto tan desbordado por su quehacer diario que ha pedido refuerzos eclesiásticos, por lo que en apenas unos meses contará con la ayuda de un obispo auxiliar, una figura prácticamente desconocida en nuestra ciudad, donde, incluso con mucho más trabajo e implicación en el mundo de las cofradías, Amigo Vallejo dio a basto durante sus años como prelado sevillano.

Cierto es que no todo el mundo no tiene la misma capacidad de trabajo ni carisma, pero de ahí a acudir a la legión clerical a la primera de cambio... sobre todo, cuando Asenjo se ha dedicado a poner distancia con respecto a las hermandades desde su llegada en lugar de tenderles la mano, cayendo en un "ordena y mando" que aquí, afortunadamente, pasó a mejor vida hace mucho. Quizás, si hubiese afrontado las cosas de otra manera, ni necesitaría ayuda ni sería tan criticado por parte de muchos, porque vale que no sea tan aperturista como Amigo, pero de ahí a ver las hermandades como un elemento extraño...

Así, nuestro arzobispo sigue ganando puntos para que se eche de menos a su predecesor, alguien que, a diferencia de él que venía de Córdoba, llegó desde Castilla y se echó a las espaldas el mundo de las cofradías, integrándolas dentro de la Iglesia desde el diálogo y la colaboración. Y trabajo, tuvo a raudales sobre su ministerio, pero, al menos, se le veía con ganas de llevarlo a cabo por el bien de la ciudad, sin entonar nunca como ha hecho su sucesor, en clave eclesiástica, eso de "a mí la legión".

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